Luc Besson es el director de la película que reseñamos. Se trata de un realizador francés que se hizo famoso internacionalmente con la película La Femme Nikita, del año 1990. Desde entonces Besson ha sido un proveedor frecuente de cintas centradas tanto en la acción casi constante como en la violencia extrema desplegadas en sus filmes.
Hoy, con el estreno de Valerian and the City of a Thousand Planets se introduce en un tipo de película perteneciente al género de la ciencia-ficción y proveniente de una serie de libros gráficos (comics) centrados en el personaje de Valerian.
Se trata de un agente joven que en compañía de Laureline, también agente, trabaja para los altos dignatarios de una estación espacial, Alfa, que es un enorme enclave en el espacio, habitado por 30 millones de criaturas y que consta de diferentes secciones.
Su misión se ve entorpecida por el Comandante, un funcionario que se convierte en el enemigo de ambos protagonistas y que busca no solo acabar con ellos sino con los habitantes de un planeta destruído, algunos de los cuáles se ocultan en la estación espacial y en cuya ayuda acuden tanto Valerian como Laurentine.
Esta trama excesivamente complicada y bastante confusa, posiblemente por la dificultad de sintetizar en un solo guion las aventuras de estos personajes que en forma escrita requieren de varias publicaciones, hace de la película una muy desigual dentro de la producción fílmica de su director, Besson, que a más de La Femme Nikita es recordado por otro título de su filmografía, The Fifth Element.
En lo formal, sin embargo, la película se vuelve en un brillante despliegue de la tecnología más reciente disponible en el medio. Se hace evidente a través de diferentes aportes, entre ellos el de la edición que en el caso de esta película se impone a base de los constantes cambios en tiempo y lugar que exige su argumento.
Los colores, sobre todo, deslumbran por su variedad y tonalidades, pues se emplean tanto los vívidos y brillantes como aquellos más oscuros, usados en forma contrastante.
A más de los colores, elementos tales como el vestuario y el maquillaje convierten a ciertos personajes en longuilíneos y espectrales en tanto que otros adoptan formas animales, de carácter grotesco.
Quedan en última instancia evaluar las actuaciones. Resultan frescas y apropiadas en el caso de Dane Dehaan que interpreta a Valerian y Cara Delevigne que asume el papel de Laureline y adecuadamente maligna en Clive Owen, intérprete británico muy experimentado en la interpretación de roles de villano. Cabe también destacar la presencia de la cantante popular de origen caribeño, Rihanna, que aparece en una de las secuencias, la más sugestiva, que se ambienta en el sector de la estación espacial denominado Paradise Alley.
Reminiscente del mundo de Guerras Estelares y de algunos de sus personajes, esta película se resiente grandemente de lo ambicioso y complicado de su trama, que no va a la par con su despliegue de recursos espectaculares.
Valerian and the City of a Thousand Planets ha sido clasificada PG-13, por la clasificación voluntaria de la industria y A-3, para mayores, por la clasificación católica.