Tarzán de los monos, el legendario personaje creado por Edgar Rice Burroughs en el siglo 20 se ha convertido en un favorito del cine, exhibiéndose desde el periodo silente cintas centradas en su figura. En la era sonora la Metro-Goldwyn-Mayer, casa productora que se autoproclamaba el estudio de las estrellas, inició una serie de películas en torno al mítico personaje. Comenzó en 1938 con la cinta titulada Tarzan the Ape Man que llevó como protagonista a Johnny Weissmuller, exnadador olímpico,  y a la irlandesa Maureen O’Sullivan en el papel de Jane, su compañera. Esta primera película conoció cinco secuelas estrenadas a lo largo de los años treinta, culminando con la llamada Tarzan New York’s Adventure, de 1942. Después de estas cinco cintas con Weissmuller, siguieron más producciones sobre Tarzán hasta llegar a la que se exhibe actualmente.

The Legend of Tarzan ha sido dirigida por David Yeats, lleva en el papel protagónico a Alexander Skarsgard y junto a él figura como co-protagonista Margot Robbie. Asume el rol del villano el actor austriaco Christoph Waltz, dos veces premiado por la Academia como mejor actor secundario. Se completa el reparto con Samuel L. Jackson, que desempeña un rol destacado, y Jim Broadbent, excelente intérprete británico que aparece en un rol de poca relevancia y ningún brillo histriónico.

La película se inicia de manera interesante con referencias histriónicas comprobables como la del Congreso de Berlín de 1885 que, entre otros acuerdos, reconoció al rey Leopoldo II de Bélgica control sobre el Congo, ejercido a través de una sociedad privada presidida por el monarca y formada para fines lucrativos, con el propósito de beneficiarse de las riquezas de la región, entre las que figuraban los diamantes.

El filme utiliza estas referencias para conseguir que Tarzán ya convertido en Lord Greystoke y felizmente casado con Jane, abandone su vida de esplendor y vuelva al Africa -donde había nacido- a fin de enfrentarse al personero del rey belga, Leon Rum (papel que asume Christoph Waltz).

Es ese enfrentamiento el que domina la mayor parte de la película, pues Rum le ha ofrecido al jefe de una poderosa tribu, la captura y entrega de Tarzán al que ese jefe guarda gran rencor; a cambio de los diamantes que harán posible el total dominio del monarca sobre esa parte de África.

La película es muy representativa del cine de la era digital y de los efectos especiales aparatosos; abunda en vueltas atrás en su primera parte, a fin de recordar el pasado de Tarzán, y ya establecido el motivo central del argumento –de persecución y lucha- abundan las secuencias de acción increíble en las que todo parece más grande de lo que debe ser en realidad. Ello permite que Skarsgard se luzca con acrobacias portentosas.

En fin, que The Legend of Tarzan comienza de manera diferente a lo que esperarían los fanáticos del personaje, pero pronto abandona esa línea para concentrarse en las proezas del hombre-mono y en las secuencias en que domina absolutamente la acción.

La cinta ha sido clasificada ‘A-3’, para mayores, por la clasificación católica y ‘PG-13’, se advierte a padres y guardianes que algún material del filme podría resultar impropio para menores de 13 años, por la voluntaria de la industria.

 

 

 

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