Ready Player One, el nuevo filme de Steven Spielberg, tiene todos los elementos necesarios para convertirse en una película sumamente exitosa. Procede de un realizador muy conocido a través de sus filmes que han establecido nuevas posibilidades para el género de la ciencia-ficción, E.T. y Close Encounters of the Third Kind. En otros casos sus cintas han revitalizado géneros tradicionales como el de aventuras, a base de sus películas centradas en Indiana Jones. 

En el caso de Ready Player One, Spielberg nos introduce en el mundo del futuro pero no un futuro distante sino bastante próximo a nuestros días, como lo sería el año 2045, donde transcurre la acción del filme.

Ready Player One comienza en Columbus, Ohio y se visualiza esa ciudad norteamericana como una en decadencia en la que sus habitantes, vistos solo de pasada, experimentan necesidades y se hacinan en construcciones semi-destruídas. En una de ellas habita Wade Watts, el joven protagonista de la película.  Lleva una doble vida representada por su presencia en ese mundo real y su evasión casi continua hacia otro universo, creado por los video-juegos, en los que se sumerge por completo, adoptando un nuevo nombre, Perzival y una apariencia física diferente.  Debe en este universo de fantasía hacerse de las tres llaves que le permitan llegar a ser el poseedor del “huevo de pascua” al que aspiran todos los que participan en el juego. Conoce así a sus otros compañeros que se volverán sus aliados en esta aventura y a Samantha Cook, bajo su nombre del video-juego, Art3mis. Todos juntos se afanarán por salir triunfantes de las pruebas a las que se les somete, cosistentes en descifrar los acertijos dejados como instrucciones por el ya fallecido James Hallyday, originador del video-juego.

El formidable opositor lo será la compañía dueña del video-juego, poseedora de un vasto imperio y cuyo móvil para actuar es el afán de lucro. La personifica Nolan Sorento, al que se enfrentará en última instancia ese héroe juvenil que es Wade/Perzival.

Esa trama se convierte en un verdadero festín de imágenes orquestadas en impactantes secuencias en las que Spielberg demuestra, una vez más, su maestría cinematográfica y, a la vez, su habilidad para contar historias que entretengan al público.

En este caso, sin embargo, el que resulta plenamente entretenido y lo que es más, facinado con este fluir torrencial de imágenes, es el público joven que se encuentra como los personajes de la película entregado en cuerpo y alma a esa diversión que parece no acabar nunca.

El público adulto encontrará que, pese al despliegue técnico ofrecido por Spielberg en este su más reciente filme, la cinta abruma por tanta sucesión de escenas a las que le falta un aliento temático más poderoso.

El mensaje de que la realidad es preferible por ser real, resulta no solo tardío sino muy brevemente expuesto.

Asumen los roles principales Tyle Sheridan que interpreta el doble papel protagónico; Olivia Cooke que asume el rol de Samantha y Art3mis y ese excelente actor que recibiera el “oscar” de mejor actor secundario en la premiación de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas correspondiente al año 2015, Mark Rylance, que en esta cinta se ocupa de encarnar a James Halliday, el inventor del video-juego. Ben Mendelsohn, por último, hace del anti-héroe de la película, Nolan Sorento.

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