El relato bíblico sobre Caín y Abel ha dado lugar a múltiples obras de arte y también a películas que se inspiran en esos dos personajes del Antiguo Testamento. Personifican el bien y el mal y también el primer fratricidio de la historia.
Dos Caminos, nueva cinta puertorriqueña, tiene como antecedente ese mismo pasaje de la Biblia. Sus personajes centrales son dos hermanos que toman diferentes rumbos en la vida. Uno de ellos, Danny, personifica el bien, vive inmerso en entrenar y ayudar a los jóvenes de su iglesia. Su hermano gemelo, Mickey, opta por un camino diferente. Se dedica a promocionar peleas de boxeo ilegales en ambientes sórdidos y en ellas su bondadoso hermano le sirve como púgil.
La suerte cambia para Mickey que, perseguido por deudas, decide aprovechar la “noche de brujas”(Halloween) y hacerse pasar por su hermano Danny, dejándole a este su vestimenta que lo hace parecer como Mickey. Ello produce su asesinato a manos de la pandilla criminal y la inmersión de Mickey en el mundo de Danny. Una aparición de Danny constituye el pasaje más dramático de la película ya que mueve a ese hermano culpable a cambiar de vida mediante la conversión.
Película de mensaje cristiano en la que el sacrificio del hermano bueno sirve de catalizador para la conversión del hermano culpable, Dos Caminos tiene un ritmo ágil, a veces demasiado ágil; una fotografía que registra muy bien en la pantalla el ambiente sensual y decadente de ese mundo de bajos fondos en que se dan esas peleas y una edición en función de los cambios que exige la trama.
Dos Caminos ha sido dirigida por Luis Enrique Rodríguez Ramos y lo protagoniza Luis Sebastián Borges, quien asume la interpretación de ambos hermanos. Cuenta también con la presencia en roles de importancia de Modesto Lacén, excelente como el pastor que protege a Danny y de Carlos Miranda como su opositor, el sargento corrupto que representa a las fuerzas del mal.
La película se distingue por el empleo de esa técnica conocida como de la vuelta atrás (flashbacks) que sirve para llevar a los espectadores del presente a situaciones del pasado. Se caracteriza también la cinta por la frecuencia con que interrumpe momentáneamente la progresión de la trama para insertar tomas que reflejan el entorno, abundando los planos dedicados al exterior de la iglesia del barrio o a la fugaz contemplación de animales y personas circundantes.
En términos de la interpretación se destaca además la labor de Luis Sebastián Borges en quien recae la carga de interpretar dos personajes que aunque idénticos en lo físico son muy distintos en conducta y actitudes.