Son escasos en cine los miembros de una misma familia que se responsabilicen conjuntamente de la dirección de sus películas y que trabajen en forma de equipo como directores y guionistas de las mismas. Un caso reciente y muy exitoso en el cine norteamericano lo es el de los hermanos Joel y Ethan Coen. Ambos se dieron a conocer internacionalmente con la cinta Fargo y, desde entonces, forman un dúo muy importante en esa cinematografía.
Su trabajo más reciente es esta película de Hail, Caesar! y es una sátira que pretende ser cómica e irreverente del mundo del cine, representado por esa “fábrica de sueños” que conocemos bajo el nombre de Hollywood.
Hollywood, pues, es el objetivo último de Hail, Caesar!. La película se centra en el personaje encarnado por Josh Brolin, jefe de producciones de un importante estudio que conoce pocas horas de sueño y domesticidad en su vida. Ello se debe a que atiende de la noche a la mañana las múltiples exigencias del estudio, tanto las relativas a los filmes en progreso como a las más complicadas, que nunca faltan como lo evidencia la cinta, causadas por esas personalidades problemáticas y decadentes que conocemos bajo el nombre de “estrellas”.
Este personaje supervisa el rodaje de diferentes filmes: uno, de carácter épico-bíblico sobre la conversión de un centurión romano a la vista de Jesús en la cruz; otro, un filme al estilo de los protagonizados por Esther Williams, la nadadora, en cuyas cintas sobresalían los números presentados al modo de Busby Berkeley, el coreógrafo por excelencia de los musicales de los años treinta; y el último, un musical como los que tenían a Gene Kelly como figura central.
Cada uno de estos filmes en proceso de rodaje cuenta con su propia estrella y todas ellas le presentan problemas al jefe de producción. Por último, dos periodistas “chismógrafas” añaden nuevas cuitas a la ya complicada existencia del protagonista.
Todos esos rodajes les permiten a los hermanos Coen recordar al cine del pasado y a sus turbulentas estrellas, mostrando secuencias muy bien dirigidas en las que se reproducen con gran fidelidad lo llamativo de cada una de ellas.
A nivel de trama, la película presenta el secuestro del protagonista del drama bíblico (George Clooney) y sus experiencias con un grupo de guionistas pertenecientes al partido comunista, previo a su rescate, así como la sorpresa representada por el descubrimiento de la verdadera identidad (nazista) de la figura central (Tatum Channing) de unas de esas cintas en proceso de rodaje.
Hail, Caesar! pese al brillo de sus secuencias evocativas del pasado de Hollywood y a la abundancia de nombres conocidos en su reparto, resulta en definitiva una película que no está a la altura
de los filmes más destacados de los Coen. En la misma, la ironía y el sarcasmo no resultan eficaces.
Clasificada ‘L’, público adulto limitado, la cinta presenta algunas situaciones como las dos breves confesiones del protagonista o pasajes alusivos a la crucifixión y conversión del centurión, que podrían ser inapropiados para algunos, por ello la clasificación dada a la película. Clasificación voluntaria de la industria: ‘PG-13’.