El Día de la Tierra se celebra anualmente en abril y, con tal motivo, los estudios fundados por Walt Disney estrenan alguna película relacionada con el planeta que habitamos.

Este año no ha sido la excepción a esta regla pues se ha producido el estreno de Nacidos en China, un hermoso documental dirigido por el realizador de esa nacionalidad, Lu Chuan. El mismo cuenta con la voz de John Krasinski que narra la cinta y en la misma sobresalen, como es frecuente en este tipo de películas, tres aportes: la fotografía, la edición y la música. El primero es fruto del trabajo de sus camarógrafos que han recogido en bellas imágenes el paisaje impresionante y asombroso de varias de sus provincias, desde las de máximas altitud donde habita el leopardo de las nieves, hasta los bosques de bambú indispensables para la alimentación de los osos panda, sin olvidarnos de las mesetas donde viven los chirus. No faltan tampoco, al comienzo del documental y a su conclusión las garzas que elevan el vuelo y que, según la mitología china, se ocupan de transportar a las especies muertas para hacer posible su reencarnación.

El documental se estructura siguiendo el ritmo de la naturaleza tal como se manifiesta en las cuatro estaciones del año. Comienza por tanto en primavera, continúa con la estación estival, pasa por el otoño y llega hasta el invierno en que se hace difícil la subsistencia por las inclemencias del tiempo y la escasez de alimentos. El regreso de una nueva primavera cierra el documental.

Al carecer de actuaciones, Nacidos en China se las ingenia, a través de la narración y de sus visuales hábilmente editados, para desarrollar historias paralelas que llevan como “protagonistas” a una leoparda de las tierras altas y frías con sus crías; un grupo de monos chatos y una panda con su crío. Todas hacen despliegue de amor maternal y de la dedicación que la naturaleza les exige para sobrevivir y, en adición, cuidar de sus crías hasta que tengan la edad suficiente para independizarse y defenderse por sí solas. En especial gana la atención del público la historia centrada en la panda y su hijo en tanto que la sección dedicada a la leoparda es la más triste, pues el animal no sobrevive el invierno y muere. La parte de los monos es la más divertida por las travesuras del monito chato que se aparta de sus padres para aventurarse por su cuenta y que, en definitiva, regresa a su familia de origen.

Los logros del documental hay que acreditárselos no solo a su director sino a los equipos de fotógrafos que han recogido tanto pietaje que luego, convenientemente editado, se estructura de modo que se convierta en el documental que presenciamos.

Nacidos en China es un estreno diferente. Merece verse tanto por adultos como por niños en edad escolar. Recibirán a través del mismo una hermosa lección sobre la naturaleza y sus habitantes en un país de las dimensiones de la China milenaria.

Nacidos en China ha sido clasificada ‘PG’, se sugiere la orientación de padres y guardianes, por la clasificación voluntaria de la industria.

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