Los rescates, que envuelven riesgos y peligros, siempre han tentado al cine. Es más, fue la adopción por el llamado padre del cine, David W. Griffith, del rescate de última hora que permitía el final feliz, el que contribuyó decisivamente al éxito del medio fílmico.
7 Days in Entebbe es una película de rescate, pero no de uno inventado por el cine sino de un rescate real que tomó lugar a fines de junio de 1976 y que llevó a tropas israelitas desde su nación al corazón de África, a Uganda, para rescatar en Entebbe a poco más de un centenar de hebreos que fueron secuestrados por una banda de terroristas para Israel y de luchadores por la libertad para los palestinos.
Viajaban en un avión de la compañía Air France, desde Tel-Aviv rumbo a París cuando se produjo el secuestro de la nave y el arribo del vuelo a Entebbe, ciudad de Uganda, una nación africana gobernada en aquel entonces por el déspota Idi Amin.
El gobierno israelita bajo el primer ministro Rabbin y con la eficaz colaboración del Ministro de Defensa, Peres, decidió enviar en arriesgada misión a los rescatadores que lograron lo que parecía imposible, el rescate de los rehenes, operación que dejó como saldo un reducido número de muertes, entre ellos los secuestradores.
Esta película, filmada en Malta, se acerca nuevamente al tema y basándose en esos acontecimientos que realmente sucedieron establece el guion del filme, dotándolo de ciertos personajes creados para fines dramáticos y de algunas situaciones que tienen la misma procedencia.
El filme, dirigido por José Padilha e interpretado por David Bruhl y Rosamund Pike, no consigue generar la suficiente fuerza como para mantener en vilo a los espectadores, a pesar de que el suceso en que se basa es uno pletórico de dramatismo.
Es posible que esa falta de fuerza se deba a la alternación que hace la película desde sus mismos comienzos, entre el hecho real y una representación de una compañía de danzas que ejecutan un drama simbólico cargado de emoción e intensidad.
Tal alternación interrumpe el fluir de la historia principal con la consecuencia de que se debilita la atención de los espectadores, al alejarlos de la visión fundamental de la cinta.
7 Days in Entebbe también alterna entre la suerte de los pasajeros sujetos a tan terrible situación y las reuniones del alto mando israelita. En esas reuniones se hacen patentes las tensiones entre el primer ministro, Rabbin y el Ministro de Defensa, Peres. Esta segunda alternación sí resulta válida y efectiva por tener que ver directamente con el suceso principal.
Las actuaciones resultan acertadas aunque presididas por un hieratismo que se hace evidente en el caso de Rosamund Pike. Ella interpreta el rol de la secuestradora alemana que toma parte en la operación.
Esta película ha recibido la clasificación de ‘A-3’, para mayores, por parte de la clasificación católica y la de ‘PG-13’, se advierte a padres y guardianes que algún material del filme podría resultar impropio para menores de 13 años, por la voluntaria de la industria.