Hermoso artículo de Susi Cruz de la revista Dabar que comparto con ustedes… “Hoy Jesús nos habla sobre la vid y el sarmiento y sobre todo de la poda. Todos hemos tenido momentos en los que hemos vibrado con nuestra relación con Dios, momentos en los que te sientes como una ramita injertada en el tronco de la vida, de la vida que emana de un corazón enraizado en Dios. Etapas en las que tu rama de vida está llena de ramas y de uvas, dispuesta a dar y disfrutar. En esa etapa, yo particularmente, le pido a Dios que de mi ramita sigan brotando hojas verdes y relucientes, para que sea una de las ramas más bonitas y desprendan un agradable y embriagador olor, el olor de Cristo e ir por la vida desprendiendo su olor.
También tenemos momentos en los que las hojas no salen con tanta facilidad, incluso se secan y se desprenden de la ramita, hojitas que antes eran verdes y ahora son oscuras, antes llenas de oxígeno a raudales y ahora les falta el aire… de donde antes veías a Dios, ahora no lo ves.
Te das cuenta de que tu ramita no da tantos frutos, que no salen como antes. Es el momento en que Dios como jardinero paciente nos limpia y nos poda, para seguir dando fruto, son etapas duras de desaliento, sufrimiento… en las que Dios no se desprende de nosotros y nos corta, porque existe una relación entre el “fruto” y el “amor”, entre tú y Dios.
La viña del Señor produce fundamentalmente amor, para eso ha sido plantada, querida, cultivada. Juan nos dice que amemos según “la verdad”.
Cristo para manifestar el amor del Padre no ha permanecido “cerrado” en su propio mundo. Ha salido de allí para encontrar a los hombres, mezclarse con ellos, cargarse con sus fardos, hacer florecer el desierto de la aridez y de los egoísmos.
Si tú estás siendo podado es un proceso beneficioso, seguro que tu rama, tu interior, cada vez será más fuerte y más consciente de tu proceso de limpieza.
Si estás dando frutos… hoy es un buen día para ir desprendiendo su aroma”.
¡Que el Resucitado guíe tus pasos!