“Sí, el futuro del hombre depende de la cultura”.

Estas sabias palabras las pronunció el hoy Beato Juan Pablo II en su discurso de 1980 ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación. Además, en esa misma ocasión dijo: “La cultura es un modo específico del “existir” y del “ser” del hombre”. Y que: “La vida humana es cultura también en el sentido de que el hombre, a través de ella, se distingue y se diferencia de todo lo demás que existe en el mundo visible”.

De esta forma, se podría decir que ha sido la vida del reconocido escritor Fray Ángel Darío Carrero, OFM. Un sacerdote franciscano que, gracias a su formación, conocimiento y experiencia, ha logrado grandes aportes a la cultura y al mundo “visible” de hoy. Con un nutrido número de publicaciones, Darío, además, de un destacado intelectual puertorriqueño, es un destello inspirador de Dios.

En entrevista con El Visitante, Fr. Ángel Darío, quien también es el Custodio de los Franciscanos del Caribe, Teólogo residente del CEDOC y Presidente de la Conferencia de Religiosos/as de Puerto Rico (CORPUR) habló sobre su vida, su llamado pastoral y, en especial, sobre su nueva encomienda como Presidente de la Comisión de Desarrollo Cultural de Puerto Rico.

La ‘huella’ de Dios en Ángel Darío

Desde pequeño, Ángel Darío Carrero descubrió el arte y la cultura. Cada rincón de su casa tenía una peculiaridad. Los micrófonos, guitarras eléctricas, congas y hasta un cuatro puertorriqueño eran parte de su entorno. Su padre, como músico popular, llenaba su hogar de todos estos elementos culturales con los que Darío se familiarizó hasta su juventud. De igual manera, la poesía, el teatro, el baile y la música, entre otras disciplinas artísticas, eran parte de su realidad.

“Yo supe bailar salsa antes de escribir mis primeros versos”, expresó al recordar esos tiempos vividos con su familia. Por otra parte, sus padres habían construido una ‘escuelita’ para impartir clases a los niños más desventajados del barrio, en las disciplinas del arte y el deporte. De ahí esa frase que continuamente menciona Darío: “la educación no puede estar separada de la cultura”.

Ya en su etapa adulta, tuvo un llamado especial de Dios hacia el servicio. Ángel Darío descubrió su vocación franciscana. “El franciscanismo no se entiende sin su relación entrañable con el arte”.
“Mi formación en filosofía y letras ha sido crucial para mí como creador y también como crítico. De la teología, me ha interesado sobre todo la teología fundamental, que he enseñado desde 1994, que se ocupa justamente del diálogo de la fe con la cultura y la ciencia”.

Ángel Darío se ha destacado también como poeta y periodista, tanto en el ámbito cultural nacional como internacional. En cuanto a su misión pastoral en la Parroquia San José Obrero de Sabana Seca en Toa Baja, allí ha dejado grandes huellas.

Darío, que ha sido reelecto como Custodio de los Franciscanos del Caribe, ha logrado, gracias a los talentos que el Señor le ha dado, que la fraternidad donde residen sea un verdadero reflejo de la cultura y el valor artístico, obra creadora de Dios.

El proyecto “Niños de Nueva esperanza”, fundado hace quince años, ha sido un carisma evangelizador “desde lo más variopinto de nuestra cultura”, ya que refleja una iniciativa comunitaria de las artes y el deporte.

“La cultura ha sido mi vida y mi pasión”, afirmó.

Y es que al reflexionar sobre el pasado ha descubierto que el movimiento de la cultura y su anhelo por “socializar la riqueza cultural” le ha propiciado aportar como “escritor, periodista, editor, entrevistador, antólogo, curador, compositor, traductor, guionista, productor, gestor…

Ahora, en la nueva encomienda que tiene en la Comisión de Desarrollo Cultural de Puerto Rico, espera dar lo mejor de sí por el bien de su pueblo y de la cultura puertorriqueña.

‘Comisión al servicio de mi pueblo’

Con esa expresión, Ángel Darío Carrero describe su nueva responsabilidad en la Comisión de Desarrollo Cultural de Puerto Rico. “Que ahora presida una comisión al servicio de mi pueblo en materia cultural me parece parte del fluir natural de mi vida”, expresó.

La comisión, creada por el gobernador Alejandro García Padilla, que integran 11 miembros, con independencia de criterio y que, según él, no tiene “hipotecada la voz con ninguna ideología particular”, trabajará por alrededor de un año y sin remuneración económica.
[El trabajo de la Comisión ayudará] “a sacar a la cultura del anonimato, del silencio, de la amenaza permanente, para que recupere su visibilidad, su voz y pueda fortalecerse y ayudar al País entero a abrirse camino desde sus propias fuerzas”.

“Estoy convencido de que el silencio sistemático sobre la cultura es el mayor signo de un país sin porvenir. Pero también estoy convencido -y a ello quiero apostar con todas mis fuerzas- que la diversidad cultural puertorriqueña puede ser el eje, el motor de nuestro desarrollo económico, pero también de una vida intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora”, agregó.
Fray Darío, superando las barreras ideológicas, aspira al desarrollo de un proyecto cultural sin precedentes. “Una política cultural que nunca hemos tenido. Lo que quiere decir, que queremos buscar entre todos, desde la base, no desde arriba, aquellas condiciones mínimas que puedan ayudar al reconocimiento, la protección y el desarrollo de la cultura puertorriqueña y nuestra necesaria internacionalización”.

La diversidad, no obstante, en una comisión heterogénea, en que cada uno de sus once miembros posee un bagaje diferente, pudiera sugerir que la imperfección es posible.
“Ahora bien, queremos explícitamente que todos los sectores se sientan representados del modo más explícito desde una pedagogía de encuentro simultánea: en los comités de trabajo por sectores creativos, en mesas de diálogo y tertulias con grupos diversos, en encuentros amplios en distintas zonas del país y de la diáspora, e incluso por internet, etc. El esfuerzo quiere ser lo más inclusivo posible. Toda idea es bienvenida”, expresó.

Proyecciones de la Comisión

Bajo su presidencia y muy receptivo al insumo de sus colaboradores, Padre Ángel Darío explicó que a corto y mediano plazo se proponen escuchar atentamente la diversidad cultural en todos los pueblos y sectores, incluyendo la diáspora (“Es un camino que parte de la base, no desde arriba”); buscar elementos mínimos de consenso que existen en el mundo cultural dentro de una perspectiva interdisciplinaria; establecer estrategias concretas para el fortalecimiento, desarrollo e internacionalización de nuestra cultura y comunicar públicamente los resultados para que se apliquen en las distintas instancias de nuestro gobierno.

Ciertamente, el trabajo de la Comisión en el desarrollo de una política cultural será un proceso arduo, pero al final dará frutos. Aunque su elección como Presidente de la Comisión tomó por sorpresa al sacerdote franciscano, y a muchos en Puerto Rico, Ángel Darío afirmó que dará lo mejor de sí para “beneficiar a mi pueblo, a nuestra cultura”.

Cabe señalar que Fray Darío no es el primer religioso que colabora con el Estado en asuntos e instancias culturales. El padre jesuita José Luis Alemán Dupuy fue asesor económico del gobierno de República Dominicana. El franciscano Daniel Sulmasy es miembro de la Comisión Presidencial de Barack Obama para el Estudio de Problemas Bioéticos.

“Uno no puede negarse, por vocación, a servir, menos aún si se trata de favorecer un ámbito marginado, maltratado o excluido, como la cultura”.

Evangelizar la cultura puertorriqueña

Más allá de su participación en la Comisión de Desarrollo Cultural de Puerto Rico, Padre Darío reflexionó sobre lo mucho que puede aportar la Iglesia en su propuesta evangelizadora a favor de la cultura puertorriqueña.

“¿No te parece que nuestro país tiene una cantidad tan extraordinaria de artistas plásticos, ceramistas, escultores, fotógrafos de primer orden, como para estar adquiriendo para nuestros templos, piezas genéricas, -carísimas, por cierto- compradas por catálogo? ¿Por qué no aprovechar tanto talento? Daríamos así trabajo a los artistas, la mayor parte de ellos desempleados, que viven en condiciones precarias, y al mismo tiempo, tendríamos arte sacro con las huellas digitales culturales nuestras”, reflexionó Darío sobre el mar de ideas que podrían surgir al respecto.

“No es lo mismo orar ante un crucifijo “Made in China” que ante uno creado por Augusto Marín, Melquíades, Charles Juhasz-Alvarado o Elizam Escobar”, reiteró.

Es la experiencia -enriquecedora espiritualmente hablando- de apreciar, como señala Padre Darío, un vía crucis realizado por expertos en la figura humana, como lo son Martín García Rivera, Susana Herrero o Haydée Landing. O de personas jóvenes con gran talento en las artes que podrían trabajar para Dios y brindarle una belleza especial a la Casa de Dios, pero con una huella creativa autóctona.

Ángel Darío recordó que en la Catedral de San Juan se puede apreciar la capilla dedicada al beato Carlos Manuel Rodríguez, del artista y arquitecto Nick Quijano. De igual manera, en la Capilla La Fraternidad Franciscana en Sabana Seca se observa la imagen de San Francisco, que según explicó Darío es una talla de Carlos Anzueta con el San Pedrito al hombro. Además, de un grabado de San
Francisco de Myrna Báez, el cual se encuentra en la sala comedor de la Casa Franciscana.

Otra idea que ofreció el sacerdote franciscano es la creación de un portafolio devocional de imágenes realizadas por los grandes artistas contemporáneos de Puerto Rico. “La iglesia necesita conocer y amar no solo nuestro pasado cultural, sino la cultura viva, de la que se encuentra demasiado alejada”, sentenció.

De igual manera, no se puede olvidar la música como un medio de arte evangelizador. “Me gustaría crear un premio bien dotado en el que deban unirse un poeta y un compositor para crear una pieza de música sacra contemporánea con la utilización de instrumentos locales, en cualquier género musical, con tema vario cada año: el amor, la esperanza, la solidaridad, la fe, la paz. De ahí pueden salir creaciones maravillosas que unan, no colonialmente, cultura y religión”, expuso el escritor.

Consciente de que se dirige a una confluencia inevitable de sus roles como religioso y presidente de la comisión, Fray Ángel Darío Carrero sostuvo que la fe puede iluminar la cultura, incluso la popular y la urbana posmoderna.

“Me interesan los modos de evangelizar desde los núcleos centrales de la fe, pero siempre en el diálogo respetuoso e inclusivo con nuestro tiempo, con nuestra diversidad cultural y los procesos de desarrollo integral en los que estamos empeñados como pueblo. Hay tanto que podemos hacer, menos sentarnos a ver el tiempo pasar”.

Para evangelizar la cultura de Puerto Rico hay que comenzar por conocer, respetar y amar su riqueza y diversidad como obra de Dios mismo, sostuvo.

“La evangelización no destruye la cultura, es como la levadura, expande sus valores”, dijo al citar una frase de la homilía del Cardenal Amigo Vallejo, en su visita más reciente.

“Nos invitó a expandir los valores de la cultura puertorriqueña. Ser una iglesia no genérica, sino con rostro propio. La evangelización hacia fuera parte primero de esta evangelización hacia adentro”.

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