Cada semana, en el Santuario Nacional del Espíritu Santo de los Padres Espiritanos en el barrio Santa Rosa del pueblo de Dorado y en la Casa del Artesano del mismo municipio, la profesora en el arte del repujado en metal Marivi Otero Cartagena comparte con la comunidad sus conocimientos a través del voluntariado. Por lo anterior y por ser julio Mes del Artesano Puertorriqueño El Visitante conversó con esta artesana boricua.
Ya va más de una década que su pasión artística la llevara a iniciar el proceso que le permitió ser certificada como artesana por la Compañía de Fomento Industrial y por el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Esa inclinación natural por lo creativo y lo manual se fue desarrollando en Marivi Otero a tal punto que hoy día enseña el manejo de planchas moldeables mientras visualiza diseños, utiliza superficies blandas para mostrar cómo repujar el metal en altos y bajos relieves, sirviéndose de materiales como estaño, cobre, latón o láminas de plata que se consiguen aquí en Puerto Rico y en Estados Unidos, México y España.
Sobre esta vocación artesana que comparte como pan con sus semejantes, Marivi dice: “Para mí es todo un desafío. Trabajar en el repujado en metal tiene un paralelismo con la propia vida porque en principio hay algo que tienes en la mente, un plan, y como suele suceder quizás no resulta como lo habías visualizado o puede salir mucho mejor de lo que tenías pensado”.
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Con el paso de los años y la disciplina imprescindible para trabajar día a día, la obra de Otero ha ido ganando prestigio, llegando de esta manera a manos de coleccionistas y amantes de la artesanía. Por eso no es sorpresa encontrarse en diversas iglesias del país Reyes Magos, nacimientos y figuras bíblicas que han salido de su taller. Y más allá de esos temas vinculados a nuestra fe católica, Marivi toma inspiración del entorno natural boricua. Al respecto, señala: “Trabajo flora, fauna y temas orgánicos, tópicos relacionados al diseño. Lo bueno del repujado es que te acepta una gama bastante amplia de formas, figuras geométricas; más onduladas, más orgánicas. Yo me voy moviendo en ese tipo de temas porque me gustan mucho”.
Y como sucede cuando acude al salmo 121 en busca de sabiduría y tranquilidad, y recita para sí tales versículos (Dirijo la mirada hacia los montes: ¿de dónde me llegará ayuda?/ Mi socorro me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra./ No deja que tu pie dé un paso en falso/ […] Durante el día el sol no te maltratará, ni la luna de noche./ Te preserva el Señor de todo mal, él guarda tu alma./ Él te guarda al salir y al regresar, ahora y para siempre) concentrarse en el manejo del metal le permite el sosiego necesario para palpar la dinámica cotidiana: “Este proceso de transformación en la artesanía es un proceso de cambio, un proceso de vida que llevas a tus relaciones interpersonales. Es una enseñanza que se renueva porque aunque hayas hecho la pieza 30 veces, la próxima es como la primera. En ese momento se da otra energía, otra fuerza, otro empuje”.
Con esa misma satisfacción Marivi Otero habla de sus tres hijos, Randy, Isis y Pablo Andrés, y de su esposo Anderson Serrano con quien lleva 37 años de matrimonio:“En la familia tenemos una dinámica linda porque hay un hilo común que es el respeto, la sinceridad y el humor. Eso nos ha permitido tener como padres una relación abierta de mucho crecimiento con nuestros hijos”. Y añade con orgullo: “Es refrescante porque cada uno de ellos es diferente, con sus sueños particulares: Isis es de mucho carácter, si tiene que hacer algo va como punta de lanza; Randy es suave, si hay que decir algo lo dice en ese tono; y Pablo es el creativo, el que tiene ese lado artístico”.
Oriunda del pueblo de Ciales, Marivi Otero estuvo desde pequeña vinculada a la comunidad mediante el comercio, el servicio y la gestión cultural, esto debido a la dinámica familiar que establecieron sus progenitores, Ketty Cartagena y Roque Otero Cortés, quienes le prodigaron como proyecto de vida cimientos de amor, lealtad y cristianismo. De su padre relata que fue comerciante y tuvo su colmado, establecimiento que con el paso del tiempo fue más grande aunque terminó transformándolo en una mueblería. Admira a don Roque por su amor al conocimiento porque era autodidacta, pasión que le llevó ya de adulto a obtener su cuarto año en la escuela nocturna: “Papi fue un líder innato, por dos términos fue alcalde de Ciales. También dirigió por mucho tiempo el centro cultural del pueblo y traía cantantes de ópera y todo eso. Era muy creativo, como gestor, en la vida misma. Ya está entrado en sus ochentas pero nunca ha perdido su humor y jovialidad; eso de no tomar demasiado en serio las cosas que pasan y aprenderse a reírse de uno mismo, una actitud que se ha transmitido en la familia de generación en generación”.
De su infancia rememora: “Recuerdo muchas cosas lindas, esa sensación de que conoces a todo el mundo y todo el mundo te conoce. Me acuerdo que los sábados iba a la plaza a correr bicicleta o a correr patines con el grupo de amistades de la escuela. Y allí conocíamos a la mamá, a la tía, a la abuela o al hermano de los amigos. Era como ser parte de una comunidad gigantesca y a la vez cerrada. Fui privilegiada porque tuve esa calidez comunitaria del pueblo”.
Y años después, ya en el municipio de Dorado, Marivi continúa ese testimonio de servicio cultural paterno a través de las clases gratuitas de repujado en metal que brinda a la comunidad. En el Santuario del Espíritu Santo, cada miércoles y durante dos horas las ofrece en dos secciones vespertinas: de 4:30 a 6:30 p. m. y de 7 a 9 de la noche. Mientras que en la Casa del Artesano da el taller a dos grupos; de 10 de la mañana a 12 del medio día y de 1 a 3 de la tarde.
Acerca de la vivencia de ser educadora explica: “Retribuir a la comunidad con mi talento como maestra me permite entender cuáles son las necesidades y temores de los estudiantes. En esas primeras clases hay participantes que se intimidan y piensan: ‘Yo no puedo’; ‘Esto es mucho para mí’; ‘No soy talentoso’. Y yo como facilitadora les digo: ‘Tú vas a poder’, porque todo el mundo tiene un grado de creatividad. Lo que pasa es que unos la desarrollan y otros no. Cada grupo es diferente y responde a sus inquietudes. Es un intercambio edificante. En el caso de los participantes en el Santuario ellos reciben esos conocimientos y a su vez ponen los mismos al servicio de la institución”.
Después de haber sido premiada en diversas ocasiones por su arte y servicio voluntario, (entre ellas por entidades como la Cámara de Representantes y el Senado de Puerto Rico) Marivi Otero no se duerme en los laureles, como dice el refrán pueblerino, y continúa expandiendo sus conocimientos. Con respecto a lo que le ocupa en estos momentos, concluye: “Ahora estoy trabajando sobre textiles. Me certifiqué no hace mucho en Batik, en la que se utiliza capas de ceras. Ahora estudio Shibori, que es una técnica japonesa que se sirve de nudos, cordones y amarres. En esas me encuentro, trabajando con telas, pinturas y tintes”.
Si quiere conocer más acerca de la artesanía o talleres que ofrece la profesora Marivi Otero puede llamar al 787-378-3127 o visitar su página en la red social facebook: Perfiles Metálicos.