“Cristo te hallé, Cristo te encontré, Cristo yo jamás te dejaré”, ese es el coro de la primera canción que escribió la hoy Hermana Maribel O’ Neill Suárez, de la congregación puertorriqueña Hermanas Misioneras del Buen Pastor, cuando solo tenía 12 años de edad. Compartió que escribió la canción y se la enseñó a sus compañeros de grupos de oración y todos la cantaban.
Relató que desde pequeña se sintió atraída por la música y a los 7 años su papá la puso a tomar clases de mandolina y aunque aprendió, su verdadera pasión siempre fue la guitarra. “Papi seleccionó un instrumento para cada uno de sus cinco hijos y a mí me tocó la mandolina. A mi hermana mayor le tocó la guitarra, pero a ella nunca le gustó y la dejó guardada. A los 12 años me adueñé de ella y me puse a tocar de oído. Mi papá se sorprendió de la habilidad que tenía para tocarla aún cuando no había estudiado. Como él tocaba el cuatro me inscribió para tomar clases de guitarra para que lo acompañara a tocar”, detalló.
Explicó que pertenecía al coro en la capilla San Juan Bosco en Guaynabo, y que los sacerdotes de los Sagrados Corazones que estaban allí hacían concursos de coros. A los 16 años participó de uno y para eso compuso una canción titulada Dime quién eres, que le dio la victoria en el concurso. Junto a una amiga organizaron dos coros, uno de niños y otro de jóvenes, que aún permanecen.
Confirmó que siempre toca en las misas y en actividades especiales cuando se lo solicitan. Aunque cuenta con un repertorio de 15 canciones de su autoría, entre ellas Sembrando la esperanza que se convirtió en un himno para Cáritas de Puerto Rico, donde trabaja a medio tiempo, aún no ha grabado una producción musical. “No se ha dado, pero estoy tranquila. No descarto grabar, pero el momento no ha llegado”, reconoció la Hermana del Buen Pastor que lleva más de 27 años en la Congregación religiosa.
Sobre cómo le llega la inspiración para componer destacó que “me llega en los momentos donde menos me lo imagino. Especialmente en momentos de oración. Incluso me ha llegado dormida. Por eso sin importar a dónde voy siempre llevo mi guitarra porque mi oración a Dios es cantar”.
La Hermana Maribel comparte su gusto por la música, con sus obligaciones en el convento, el cuidado de las Hermanas Mayores, sus tareas como manejadora de casos y el trabajo con jóvenes y niños. “Los niños y los jóvenes me buscan, no sé si es por la música o por qué, pero los jóvenes son mi hobby”, declaró.
Camille Rodríguez Báez
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