Estoy seguro que muchas familias están ya de vacaciones. Otras quizás tengan que quedarse en casa. Pero es indudable que el tiempo de verano es un tiempo especial para estar juntos y disfrutar de la convivencia familiar. En estos días alguien que no puede faltar es Jesús.

Por eso, te invito, a aprovechar esos días dedicados al descanso, para intentar poner tu espíritu en paz, buscando algunos momentos de soledad y de reflexión, para hablar con Jesús con una oración sencilla y sobre todo sincera. Para leer el Evangelio y tener un diálogo, como se tiene con un buen amigo, sin prisas, sin palabras bonitas ni “rebuscadas”, sino poniendo todo el corazón posible en ellas, para intentar de este modo alcanzar la serenidad suficiente que te haga llegar a tener una visión amplia que te ayude en las decisiones importantes que quizás, terminadas las vacaciones, tendrás que tomar. Descansa y no te agobies pensando en las dificultades y desalientos que puedan surgir, pues ciertamente el Señor nos guía y estamos en sus manos.

Así, podrás disfrutar mejor de esos días de relajación y de tranquilidad. Apartando y olvidando tus preocupaciones normales y sumergiéndote en el descanso disfrutando de la compañía de tu querida familia y de tus amigos. ¡Ah! Y no te olvides… que siempre el Señor pondrá en tu camino, muy cerca de ti… algunas personas a las que podrás ayudar con pequeños gestos de amor y de solidaridad. No desaproveches la ocasión…

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