De las tres parábolas que nos presenta hoy el Evangelio para hablarnos del Reino; el tesoro, la perla y la red… voy a dedicarme a la tercera. ¿La Razón? Leyendo un comentario de la revista Actualidad Litúrgica de Méjico, para este domingo encontré una hermosa reflexión que considero nos puede ayudar a entender lo que Jesús quiere decir hoy. Tengamos presente que en la última parte de la parábola se retoma el tema de los buenos y los malos.

El Reino, el proyecto de Dios, es para todos -la red lo recoge todo- , pero por eso mismo habrá que respetar el ritmo de la historia, sin querer avanzar juicios que únicamente corresponden a Dios.

Hay algunas especies marinas que no van a ir a dar a la cesta…

-  Los peces grandes que se comen a los chicos, aprovechándose de que son más grandes, más fuertes, más ricos o más listos;

– Los erizos de mar y los de las oficinas, taller, hogar, que siempre se las arreglan para herir a quienes se encuentran justo a ellos;

– Las ostras, encerradas siempre en sí mismas, ajenas a todo lo que pasa a los demás en la casa, en la calle, en el trabajo, en el mundo;

- Las anguilas, que encuentran en cualquier momento la manera de escurrirse, de no comprometerse ni con Dios ni con los hombres,

– Los pulpos, no por ser feos, sino porque teniendo ocho brazos, no son capaces de “echarle una manita” a nadie. Por inconstantes, una vez aparecen de una forma y luego de otra, y de otra. Cambian de color y de chaqueta con demasiada facilidad. Además, por pesimistas, de pronto lanzan su tinta negra y hacen que los demás también vean todo negro;

– Los camarones que se duermen y se los lleva la corriente de la vida fácil, del dinero, del poder fácil.

Finalmente recordemos que los seguidores del Reino no estamos para juzgar y condenar, sino para imitar la tarea del padre de familia “que saca del arca lo nuevo y lo viejo”. Dios dirá la última palabra.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here