Lo primero es tener presente como nos dice el Papa Francisco “que la santidad no es algo que nos procuramos nosotros, que obtenemos nosotros con nuestras cualidades y nuestras capacidades. La santidad es un don, es el don que nos hace el Señor Jesús, cuando nos toma consigo y nos reviste de sí mismo, nos hace como Él”.

La santidad, “es el rostro más bello de la Iglesia: es redescubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su vida y de su amor. No es una prerrogativa solo de algunos: la santidad es un don que se ofrece a todos, nadie está excluido, por eso constituye el carácter distintivo de todo cristiano”.

“Para ser santos, no es necesario por fuerza ser obispos, sacerdotes o religiosos. ¡Todos estamos llamados a ser santos!” y precisamente “muchas veces, tenemos la tentación de pensar que la santidad se reserva solo a los que tienen la posibilidad de separarse de los asuntos cotidianos, para dedicarse exclusivamente a la oración. ¡Pero no es así!”,

¿Qué es la santidad? Vivir “con amor” y ofrecer “el testimonio cristiano en las ocupaciones de todos los días en el estado de vida en el que se encuentra. ¿Eres consagrado o consagrada? Sé santo viviendo con alegría tu donación y tu ministerio. ¿Estás casado? Sé santo amando y cuidando a tu marido o a tu mujer, como Cristo hizo con la Iglesia. ¿Eres un bautizado no casado? Sé santo cumpliendo con honestidad y eficiencia tu trabajo y ofreciendo tu tiempo al servicio de los hermanos”.

“¿Eres padre o abuelo? Sé santo enseñando con pasión a los hijos y nietos a conocer y seguir a Jesús. Se necesita mucha paciencia para esto, para ser buenos padres, buenos abuelos, es necesaria la paciencia, ahí viene la santidad: ejercitando la paciencia. ¿Eres catequista, educador o voluntario? Sé santo convirtiéndote en signo visible del amor de Dios y de su presencia al lado de las personas”.

Es decir, “cada estado de vida lleva a la santidad, ¡siempre! En tu casa, en la calle, en el trabajo, en la Iglesia. En cualquier momento y estado de vida que tengas está abierto el camino a la santidad. No se cansen de seguir este camino” porque “es Dios quien te da la gracia”. ¿Aceptas el reto?

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