Si Jesús no cometió pecado, (I Jn 3, 5) ¿por qué recibió el bautismo de Juan que era un rito de arrepentimiento? El mismo Bautista trató de persuadirlo para que no se bautizara y reconoció que él necesitaba ser bautizado por Jesús. El Señor le indicó que convenía cumplir toda justicia (Mt 3, 14-15). Al ser bautizado, el Hijo de Dios se hizo solidario con los pecadores, por quienes iba a morir en la cruz y, de ese modo, ofrecerles el perdón y la salvación.

El bautismo de Jesús, en el cual perdona los pecados de la humanidad (Mc 10, 38), es su Pasión y muerte. La predicación de Juan Bautista fue la señal para comenzar su ministerio público que lo llevaría hasta el Calvario para ofrecerse al Padre como el Cordero sin mancha (Jn 1, 29 y 36).

 

El bautismo cristiano

Sobre Jesús descendió el Espíritu Santo en forma de paloma y se quedó sobre Él (Jn 1, 32). Lleno del Espíritu Santo y consagrado Mesías, Jesús pudo cumplir su ministerio de salvación, rescatar la humanidad de la esclavitud del pecado y restaurar la soberanía de Dios.

Esta manifestación de Dios en el Jordán anuncia los elementos del Sacramento del Bautismo, que es el nuevo nacimiento realizado por el agua y del Espíritu. Esta teofanía trinitaria le da a la purificación con agua un nuevo sentido. Por el primero de los Sacramentos, el bautizado entra en relación salvadora con Cristo para hacerse hijo de Dios y templo de su Espíritu. Lo primero que produce el Bautismo es el perdón de los pecados para que el alma pueda acoger la gracia del amor de Dios.

El bautismo cristiano es diferente del bautismo de Juan. Este bautizaba con agua pero Jesús bautizará con Espíritu Santo y fuego. Los cristianos no han recibido el bautismo de Juan, sino el Bautismo de Jesús. Jesús infunde en el alma del bautizado la fuerza de lo alto, el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es concedido al bautizado porque Jesús fue glorificado por su muerte. En este Sacramento, el cristiano participa de la muerte y Resurrección de Cristo. Los bautizados son incorporados a la muerte de Cristo para participar de su Resurrección (Rom 6, 3-9). El retorno de la humanidad a Dios es la misión del Espíritu Santo en la familia de los bautizados. El Bautismo concede la filiación divina por el don del Espíritu que ora a Dios clamando Abba Padre.

 

La vivencia del Bautismo

 Tal vez el Bautismo es el Sacramento más olvidado, menos conocido y, por tanto, menos vivido. La puerta de los demás Sacramentos es ignorada por tantos bautizados que viven una vida como si no lo estuvieran. Muchos no cumplen las promesas hechas en el Bautismo: renunciar al pecado y creer en Cristo Jesús.

Por el Bautismo son marcados con un sello imborrable que dice que pertenecen a Cristo, que son constituidos santos y que su destino es el Cielo. Aunque son de Cristo no se entregan a Él en obediencia a su Palabra. Aunque son santos se comportan como corruptores. Aunque su meta es el Cielo, siguen un camino que los aleja del destino que es la casa del Padre.

Hay que redescubrir el gran tesoro recibido en el Bautismo, apreciarlo y vivirlo. Todo plan de pastoral debe comenzar por el Bautismo. La vitalidad de la Iglesia depende en gran manera de la vivencia del primer Sacramento, puerta del Reino de Dios, nuevo nacimiento, incorporación a la muerte de Cristo e inmersión en el Espíritu Santo y fuego.

(P. Ángel M. Santos Santos)

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here