Los gansos, al desplazarse en emigración al sur, vuelan formando una V. El que va delante, al batir las alas, desplaza el aire que facilita el vuelo del que está detrás. Cuando el que guía la formación se cansa y sale del puesto, otro lo ocupa, mientras aquel vuelve atrás a descansar. Es un admirable trabajo en equipo. Un ejemplo perfecto de trabajo comunitario. El esfuerzo del líder descansa a los demás y así pueden cubrir muchas horas de vuelo al sur.
Dice Proverbios: “Ay del solo, porque si se cae, no tiene quién le levante”. Los gansos nos dan un maravilloso ejemplo de lo que es vivir en comunidad, del trabajo que resulta en beneficio de la bandada. En la Sagrada Escritura, a través de Moisés, Dios habla y pacta con un pueblo para hacerlo su pueblo. Dios nos ve en racimo, y Jesús en el Nuevo Testamento también forma su nuevo pueblo, la nueva Jerusalén sobre el cimiento de los doce apóstoles.
Dios nos sigue viendo en racimo. Aunque la salvación sea individual “cada uno dará cuenta a Dios de sí mismo”, nos desea en grupo, en bandada de apoyo, mientras volamos al encuentro del Padre Celestial.
Yo suelo decir que es bueno para una pareja el encontrar, y tratar en amistad, con otras parejas que están en la misma onda de crecimiento, en los mismos valores. La amistad de uno con uno, o con una, es buena, aunque a veces con posibles peligros. Se trata aquí de compartir de pareja a pareja con gente que piensa como nosotros, que está en misma lucha de superación. Sentirme y actuar como parte de una bandada. A veces esto se puede lograr con la familia extensa. En eso los suegros, en el caso más ideal, pueden ser maravillosa ayuda. Pero me gustaría más formar comunidad con otras parejas que se mueven en la misma vibración.
Las comunidades de crecimiento espiritual pueden lograr esto. En este sentido grupos como los Equipos de Nuestra Señora, ofrecen una posibilidad mayor. Se reúnen como comunidad de espiritualidad conyugal, comparten en común sus preocupaciones, crecen en su formación humana y teológica, comparten su fe y su oración a la par que como parejas gozan de un momento de sentada para hablar uno frente al otro. En los grupos de seguimiento que aconsejamos en los talleres de Renovación Conyugal sugerimos la misma dinámica. Pero es una gracia divina poder encontrarse de pareja a pareja, o mejor con varias parejas, con las que compartimos preocupaciones, o nos invitamos a una playa, a una cena, o a un baile.
Recuerdo cuando en Renovación Conyugal celebrábamos los bailes de Enamorados con la idea de buscar fondos, pero mejor para celebrar con gozo la misión de estar casados. La invitación era también para gente que no era de nuestro grupo. Recuerdo una pareja de estas ajenas que, impresionada por el ambiente de respeto, de camaradería y alegría que observaba, preguntó quiénes eran estas personas. Le extrañaba que, en ese ambiente de celebración mundana, encontrase algo diferente a lo que uno esperaría. Se le explicó que eran parejas que habían comenzado un proceso de superación matrimonial. Por eso el ambiente de camaradería, pero de respeto en medio de gozo. Eran ya parte de la bandada de los gansos. Y esa pareja se animó para también serlo.
En la vida espiritual es bueno encontrar un acompañante, antes lo llamaban director espiritual, con quien cotejar lo que pensamos, lo que logramos, lo que discernimos. Aconsejo hacer lo mismo de pareja a pareja. Siempre hay algunos que, como el primero de la formación, posee más fuerza y sabiduría para iluminar al que va por detrás. Y cuando es de pareja a pareja cobra más valor, y menos peligro de entrar en situaciones peligrosas, sobre todo cuando se está bregando con depresiones y momentos de vacío en la tarea de estar casados. Por eso mi consejo es: ¡Sé ganso!
Renovación Conyugal invita a su Taller de Sanación Encuéntrate Un taller sicoespiritual para enfrentar tu mundo emocional y ajustar arrastres negativos del pasado.
El taller será del 8 al 10 de noviembre en Casa P. Fernando. Información 787-751- 6001 ■
P. Jorge Ambert, SJ
Para El Visitante