Nuestra Diócesis peregrinará al Santuario Basílica Nuestra Señora de la Monserrate el lunes, 19 de febrero. Cada año en la Cuaresma vamos a la Colina Sagrada. Como Iglesia diocesana subimos a nuestro Santuario, hogar de la Patrona de la Diócesis, a ofrecer nuestra súplica ferviente por nuestro pueblo y nuestra conversión.
La peregrinación tiene una dimensión penitencial. Es tiempo de penitencia y conversion. Expresamos nuestro anhelo de entrar en el clima de austeridad y renovación a la que somos llamados en este tiempo. El Señor nos invita al desierto para renovar nuestra adhesión a su persona y a su mensaje. Pedimos perdón por las deficiencias que hemos arrastrado y las infidelidades que muchos hemos permitido por la fragilidad que nos limita.
Esta peregrinación también es para implorar por nuestros hermanos que aún viven en precariedad por las consecuencias del embate del huracán. Aun cuando nuestra diócesis y el oeste de Puerto Rico ha avanzado en la recuperación, mucho más que otras áreas de la isla, también existen comunidades que carecen de servicios esenciales. No queremos ni podemos olvidar esas muchas comunidades que siguen prácticamente en la misma situación desde septiembre.
Una consecuencia que nos dejó la devastación fue el darnos cuenta de cuánta pobreza y necesidad existe entre nuestros conciudadanos. Muchos se quedaron solo en ver fachadas que ocultan las interioridades de nuestra realidad. Son muchos los pobres, son muchas las necesidades que contemplamos. Nuestra situación colonial agrava la condición de los pobres. Es imperativo implorar la asistencia divina para librarnos de las causas que provocan nuestras cadenas de opresión, pobreza y miseria.
Vamos también al Santuario de nuestra Madre celestial a dar gracias. Con los sencillos y los pobres agradecemos el regalo de la vida. Como tantos humildes de nuestro lar borincano queremos decirle en el Santuario a nuestro Dios, gracias porque nos conservaste la vida. Gracias porque en medio de la emergencia, en sus horas más críticas, los valores evangélicos iluminaron nuestro acontecer en el ejercicio de la caridad, en la solidaridad y la búsqueda del bien común.
Como todos los peregrinos que en los pasados siglos han llegado a este lugar sagrado también llevaremos nuestros gozos y esperanzas, nuestras aflicciones y nuestras cuitas, dolencias y heridas. El puertorriqueño noble y creyente sigue ofreciendo al Señor por medio de su Madre sus sacrificios y la ofrenda de su amor. Es impactante y motivador contemplar peregrinos de toda edad y condición subir las escalinatas, en no pocas ocasiones de rodillas, y llegar al altar henchidos de gozo porque han cumplido su promesa.
Nos anima en nuestra peregrinación presentar nuestros proyectos diocesanos de misión. Esta Cuaresma nos congregaremos como comunidad diocesana en cada decanato. Cada comunidad parroquial tendrá su programa pastoral, esperamos que se realicen misiones en cada una, para anunciar el amor de Dios y convocar a todos a volver al encuentro del Señor.
Extendemos la llamada a peregrinar a todos los fieles. La Basílica Nuestra Señora de la Monserrate ha sido y es lugar de encuentro de un pueblo que cree en Jesucristo, ama entrañablemente a su Madre la Virgen María y busca el sentido pleno de la vida y la eterna salvación. Partiremos en procesión desde el puente junto al cementerio ese lunes a las 9:00 a. m. ¡Ven con nosotros a caminar!
(P. Edgardo Acosta Ocasio)