El pueblo de Dios en la Diócesis de Mayagüez celebró con alegría el contundente sí de dos nuevos diáconos transitorios, Alberto Ignacio González López y Milton Morales Villarrubia, quienes fueron ordenados con la imposición de manos de Mons. Álvaro Corrada del Río, Obispo, en la Catedral Nuestra Señora de la Candelaria el pasado 16 de junio a las 7:00 p.m. Entre los presentes en la solemne ceremonia se destacaron un buen número de sacerdotes, religiosos y religiosas, familiares y el pueblo.

Luego de la Liturgia de la Palabra los dos fueron llamados se peticionó que la Iglesia los ordenara diáconos. “Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos a estos hermanos para el Orden de los diáconos”, dijo el Obispo, quien prosiguió con la homilía.

“Para esto se han formado durante tantos años”, articuló con fuerza Mons. Corrada a los elegidos. Explicó que en la ceremonia se une la vida de dos Prelados porque Milton fue el último admitido por Mons. Ulises Casiano, Obispo emérito de la Diócesis, que llega al orden sagrado y Alberto Ignacio de los primeros que Mons. Corrada ha llamado. El Obispo de Mayagüez enfatizó que la llamada al orden es una al servicio y un seguir a Cristo con entrega y que el signo esencial del sacramento es la imposición de manos.

Fue entonces que los aún candidatos aceptaron el compromiso del celibato, el examen de los elegidos y se postraron durante las letanías de los santos. Luego del momento solemne el Obispo impuso sus manos sobre cada uno por separado. Concluida la plegaria de ordenación, los elegidos fueron revestidos como diáconos, se acercaron al Prelado para recibir de rodillas el Evangelio y posteriormente recibieron el saludo de paz.

Antes de la bendición final, el nuevo diácono Milton Morales se dirigió a los presentes para agradecer “a Dios en primer lugar por la inmensa misericordia que ha tenido para conmigo y les pido que recen por nosotros porque esto no es el culmen sino una etapa que comienza”. Además, agradeció al Obispo y al Obispo emérito Mons. Ulises Casiano, quien no estuvo presente, al clero, al seminario Regina Cleri y a sus padres porque “gracias a ellos he recibido el don de la fe”.

Por su parte, su homólogo D. Alberto Ignacio sostuvo: “En este tiempo se vive mucha miseria humana, pero aún así, a través del Espíritu Santo la sucesión apostólica continúa”. Encomendado a las oraciones de los presentes, explicó que jamás pensó terminar en el área oeste porque es natural de San Juan y agradeció la acogida recibida.

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