La alegría de celebrar 100 años, los retos de cara al futuro, el carisma religioso, el escapulario y la devoción a la Virgen del Carmen fueron algunos de los temas que abordó Fray Jorge Luis Rivera Maldonado, O. Carm., Comisario Provincial de las Antillas de la Orden del Carmen, en entrevista con El Visitante.
La Virgen del Carmen, es la Stella Maris (Estrella Del Mar), es la patrona de los navegantes. Como Puerto Rico es un archipiélago con un amplio litoral costero y cualquier habitante está a menos de 20 millas del mar la devoción a esta advocación mariana es espontánea. Esto queda demostrado con parroquias y capillas bajo el patronato del Carmen en las costas y las montañas de las seis Diócesis.
Fray Jorge Rivera describió el carisma como un regalo y un don de Dios y es dado a la Iglesia para el mundo. “Es un regalo de Dios dado a los primeros ermitas reunidos junto a la fuente del profeta Elías en el Monte Carmelo. Eso a finales del siglo XIII. La orden del Carmen no conoce un fundador como tal, sino que ha nacido del deseo de aquellos ermitas que se juntaron en el Monte para vivir en el obsequio de Jesucristo para vivir con un corazón puro y recta conciencia, como versa nuestra regla”.
Por ello el corazón del carisma carmelita es la oración y la contemplación, pilares centrales a los que se le suman la fraternidad y el servicio. “Y la calidad de la oración determina la calidad de la vida comunitaria y del servicio que se ofrece”, detalló. La meta final como frailes carmelitas es simple: la unión con Jesucristo.
La Orden del Carmen busca responder a las necesidades de la Iglesia y el mundo, según el tiempo y el lugar. “Por eso muchos carmelitas -en todo el mundo- se dedican a las parroquias, escuelas, universidades, centros de retiros espirituales, cárceles, hospitales…”, dijo.
La Orden en Puerto Rico está compuesta por 14 frailes en cuatro parroquias ubicadas en tres Diócesis: cuatro en Santa Teresita en Santurce (Arquidiócesis de San Juan), cuatro en Nuestra Señora del Carmen en Morovis (Diócesis de Arecibo), tres en San Antonio en Añasco (Diócesis de Mayagüez) y tres en Nuestra Señora del Rosario en Ciales (Diócesis de Arecibo). En esta última cuentan con un Seminario.
Sobre el escapulario, signo característico de la devoción a la Virgen del Carmen, especificó que es “esencialmente la promesa que le dejó la Virgen a San Simon Stock, primer general de nuestra Orden, en un momento crucial cuando este le suplica a la Virgen que le diera un signo para los carmelitas y la Virgen le presenta el escapulario y le dice: Este será el signo para ti y todos los carmelitas. Aquellos que vistan el escapulario yo los libraré del fuego del infierno el sábado posterior a la muerte”. Es esa promesa la que impulsa a todos los carmelitas a propagar la devoción a la Virgen con el Santo Escapulario.
Por otro lado, detalló que uno de los retos mayores en la actualidad es el tema vocacional. “En estos 100 años de presencia han surgido vocaciones, pero son pocas vocaciones nativas, es una preocupación y un reto. Aunque van surgiendo no son suficientes para poder aliviar el peso de la responsabilidades que tenemos”, detalló. Actualmente cuentan con 4 candidatos en formación; 3 de ellos en el noviciado y otro novicio se encuentra en formación en España. Además, para agosto probablemente entrarán 2 jóvenes.
De hecho, su amor por el carisma carmelita comenzó en su natal Morovis. Su vida sacramental y formación estuvo a cargo de los padres carmelitas. Desde niño tiene devoción a la Virgen del Carmen. Aunque inicialmente no ingresó a la orden, fue posteriormente como sacerdote que se dio la oportunidad de conocer a fondo el carisma carmelita.
Con alegría y emociones indicó que las celebraciones que inician el 3 de mayo por el centenario de la presencia de la Orden en Borinquen y que finalizan el 3 de mayo de 2020 es una oportunidad para “mirar hacia al frente con paso firme y es una gran responsabilidad de cara al futuro”. Lo cierto es que “vivimos el beneficio de los que plantaron la semilla”. En este centenario invitó a encomendarse a la Virgen del Carmen, amparo y refugio de todos los cristianos porque “María nos conduce a Jesús”. Para todos los frailes carmelitas y para toda la familia carmelita ciertamente es una alegría inmensa este aniversario histórico.
De cara a los próximos 100 años, Fray Jorge Rivera se dirigió a los jóvenes para invitarles a conocer un estilo de vida fascinante y único que edificará una nueva historia. “Les diría que se dieran la oportunidad de conocer nuestro carisma y se den la oportunidad de conocer nuestra vida de oración y contemplación en medio del pueblo, de la comunidad”, concluyó el fraile carmelita.
EILL