La Diócesis de Mayagüez, inmersa en el desarrollo de la misión continental, vuelve en este tiempo pascual a las plazas. En el cuadragésimo aniversario de su erección canónica nuestra diócesis arma lío, como ha pedido el Papa Francisco. Salimos a las plazas, a las calles, anunciando a Jesucristo muerto y resucitado, Señor y Salvador. Proclamamos la Buena Nueva del Reino, convencidos que hoy igual que ayer, “no nos ha sido dado a los hombres bajo el cielo otro nombre en el que podamos alcanzar la salvación”, (Hechos 4, 12).
En este tiempo pascual pretendemos animar nuestras comunidades. Cada mes tenemos un lema que seguimos en el esfuerzo evangelizador que en cada comunidad parroquial va desarrollándose. La Vicaría de Pastoral, bajo la dirección de Mons. Ramón E. Albino Guzmán va presentando el ideario a seguir. La Comisión diocesana de la Misión Continental, bajo la coordinación de Fray Ramón Negrón, y unida a la Vicaría de Pastoral, va programando los eventos y celebraciones diocesanas.
La Misión Pascual se realiza en tres semanas consecutivas. Toda la diócesis, en sus parroquias, movimientos apostólicos, estamentos y fuerzas vivas, estaremos testimoniando nuestra fe. Con la alegría de sabernos salvados por el Resucitado, proclamaremos el amor misericordioso de Dios. En las plazas estaremos disponibles la mayoría de los sacerdotes de la diócesis, como lo hicimos en la pasada cuaresma, impartiendo el Sacramento del Perdón. Es año de misericordia, y queremos que la misericordia de Dios alcance a todos.
El miércoles, 27 de abril estuvimos en la Plaza del Poblado San Antonio de Aguadilla, Parroquia San José Obrero, regentada por los Padres Salesianos. Esta es la última parroquia del noroeste de la diócesis. El miércoles, 4 de mayo la diócesis se congrega en San Germán, en el atrio del templo parroquial y Plaza Francisco Mariano Quiñones. Finalmente el miércoles, 11 de mayo nos encontramos frente al Parque Isidoro García de Mayagüez. Cada uno de estos lugares eran en las fechas señaladas templos de adoración y alabanza.
En estos encuentros pascuales celebramos y agradecemos los 40 años de recorrido de esta Iglesia particular. Al mismo tiempo nos preparamos para la gran fiesta de Pentecostés que clausura el tiempo pascual. Unidos a la Virgen María permanecemos en el cenáculo orante clamando por el don de un nuevo Pentecostés para la Iglesia y para el mundo.
Al mismo tiempo nuestras parroquias van realizando el censo, estructurando las comunidades para el desarrollo de una misión continua. Es el proyecto aprobado por los Obispos de América Latina y El Caribe en Aparecida. Nuestra diócesis ha estado en movimiento para que la Nueva Evangelización sea una permanente realidad en nuestras comunidades.
En este mes de mayo como comunidad diocesana queremos vivir guiados por los dones del Espíritu Santo. Es el mes de la Virgen María. Con Ella y como Ella, queremos ponernos bajo la acción del Espíritu que nos anime, fortalezca y haga fieles discípulos de Jesucristo para que nuestro pueblo tenga vida y Vida en abundancia. Como las primeras generaciones cristianas a Ella nos dirigimos: “Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todo peligro Oh Virgen Gloriosa y Bendita”.
(P. Edgardo Acosta Ocasio )