Vivimos la Cuaresma, nos encontramos en tiempo de escucha de la Palabra. Nuestra Diócesis, inmersa en el desarrollo de la misión permanente a la que nos convocó la Asamblea de Aparecida, vuelve a las plazas y se manifiesta como Iglesia en salida. Convocamos a todos los fieles a darse cita este miércoles 28 en la Plaza de Aguada. Estaremos realizando la misión diocesana. En el hermoso pueblo que fue la cuna de la evangelización de Puerto Rico, allí quedan como testigos las ruinas de la Ermita del Espinar, volvemos a proclamar el amor de Dios al ser humano.
Este año celebramos el centenario del nacimiento de nuestro Beato Carlos Manuel Rodríguez. Igualmente celebramos el centenario de la Carta Apostólica Maximum Illud del Papa Benedicto XV. En la misma nos convocaba “poner la misión de Jesús en el corazón de la misma Iglesia, transformándola en criterio para medir la eficacia de las estructuras, los resultados del trabajo, la fecundidad de sus ministros y la alegría que estos son capaces de suscitar. Porque sin alegría no se atrae a nadie”.
La Congregación para la Evangelización de los Pueblos ha emitido un comunicado en el que nos llama a superar las separaciones y contraposiciones entre pastoral ordinaria y misión. Entre los señalamientos que presenta el citado documento aportamos algunas de sus reflexiones. Son muchos los desafíos de la evangelización en contextos de antigua cristiandad hoy indiferentes y secularizados como el nuestro. Hemos de enfatizar y afianzar el encuentro personal con Jesucristo, vivo en su Iglesia. Igualmente es imprescindible el testimonio de los bautizados. En el mundo actual, a pesar de las dificultades y contamos con testigos de santidad, como mártires y confesores de la fe.
Todos los bautizados hemos de asumir el compromiso misionero. Nos corresponde anunciar, testimoniar, transformar las estructuras y urgir la conversión de todos. Renovar el ardor y la pasión de la misión en nuestra acción apostólica es indispensable para lograr vitalizar desde el Evangelio nuestra sociedad.
Procuremos conservar, intensificar y promover una unión más fuerte con Cristo y un compromiso convencido y gozoso de anunciar el Evangelio, amando y siendo misericordiosos con todos. Necesitamos hombres y mujeres distinguidos por su celo y santidad.
Renovarse requiere conversión, requiere vivir la misión como oportunidad permanente de anunciar a Cristo. De hacerlo encontrar testimoniando y haciendo a los otros partícipes de nuestro encuentro personal con Él.
El Beato Papa Paulo VI, en su Encíclica Evangelii Nuntiandi, carta magna del compromiso misionero post-conciliar señala: “Evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma. Comunidad de creyentes, comunidad de esperanza vivida y comunicada, comunidad de amor fraterno, tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor. Pueblo de Dios, inmerso en el mundo y, con frecuencia tentado por ídolos, necesita saber proclamar las grandezas de Dios (cfr. Hechos 2,11; 1Pe 2, 9) que la han convertido al Señor, y ser nuevamente convocada y reunida por Él. En una palabra, esto quiere decir que la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, si quiere conservar su frescor, su impulso y su fuerza para anunciar el Evangelio” (EN 15).
Iglesia Diocesana, Iglesia en Marcha, Iglesia en salida, todos este miércoles, 28 a la plaza de Aguada y el miércoles 7 de marzo al templo de La Resurrección en Bo. La Quinta de Mayagüez. Somos Iglesia misionera, evangelizadora y evangelizada. Ambos días comenzamos a las 7:00 p.m.
(Oficina Medios de Comunicación Social)