La desorientación, producto de los comentarios y las decisiones apresuradas, ejercen presión sobre el desinformado y el débil. El trámite de ir a buscar fortuna, de dejar el suelo nativo y navegar en ilusiones ópticas, es la orden del día. Se ha creado el estilo despavorido para enfrentar las situaciones diarias del país. La meta y los planes son establecerse allende los mares y que todo quede en el recuerdo.
La instintiva mirada del ser humano le lleva a buscar horizontes nuevos, a desafiar la realidad y a beber el buen vino de una vida mejor. Dentro de la perspectiva amplia cabe la alternativa de salir del batey propio y resguardarse en otras latitudes que le ofrezcan estabilidad y sosiego.
El sentimiento adverso al país que dejan atrás, revierte en confusión y desasosiego. El ser humano necesita de la fuerza primera para no sentir que su existencia fluye en pedazos, de que lo aprendido es fundamental para dominar las nuevas circunstancias que se abren como abanico para fundamentar las ideas y los valores.
La entusiasta acogida al “me voy” no es tan simple como parece si está en juego la felicidad de los niños y de los mayores. Hay estrictas normas afectivas que hamaquean el alma, que están enraizadas en el corazón. Partir para siempre conlleva una pérdida, un desarraigo que estremece y encara todo el pensamiento grato.
Nacer aquí tiene connotaciones con la belleza, con el sol, la luna, el mar en sintonía con la distancia. La suave brisa tropical y las temperaturas incandescentes broncean toda una forma de amar, de bendecir, de sanar. Nuestros sentimientos van más allá de una lágrima, representan una simpatía por el pobre y el necesitado.
Conviene hacer un análisis detallado para no caer en las redes del desaliento y el pesar. Juntos hemos saboreado la vida en la vivencia del misterio del existir, en la fe liberadora, en los aciertos y ganancias, en las pérdidas. La suma de lo bueno y de lo malo filtra la verdadera vocación de patrocinar a Borinquén, Isla del encanto.
Aunque el fluir de las realidades económicas y sociales te lleva a otras tierras, la lealtad primera es con Puerto Rico, con la Isla que queda como un pensamiento grato.