Es posible que suene familiar la expresión de que Dios obra por caminos misteriosos y que para cada persona traza un plan de amor muy singular.

La historia de una joven estudiante vuelve a confirmarlo: Dios no se cansa de buscarnos y de atraernos hacia Él, pero hace falta corazones sencillos que se abran a su gracia y a su misericordia.

Adriana Nicole Battistini Torres recibió el Sacramento del Bautismo el pasado domingo, 22 de mayo, Solemnidad de la Santísima Trinidad, de manos del Rev. Padre Jorge Yamil Morales, en la Parroquia Santa Ana de Arecibo, a la edad de 15 años.

Esta joven es alumna del Hogar Colegio La Milagrosa, ubicado en el mismo municipio, y hace 2 años ganó las eliminatorias diocesanas que le llevaron a representar a su Diócesis en las Justas Interdiocesanas del Conocimiento del periódico El Visitante. La historia se repitió este año y, por segunda ocasión consecutiva, obtuvo el primer lugar en su categoría.

Lo que nadie imaginó, ni siquiera ella misma, es que el proceso de estudio para las Justas sembraría en su interior el deseo de comenzar una Justa mayor: la de ser hija de Dios por la gracia del Bautismo.

“La inquietud comenzó con las Justas porque la preparación me mostró un lado de la fe católica que tal vez yo no conocía muy bien, especialmente este segundo año cuando estudié el tema del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, esa gran cualidad de Dios que mucha gente no conoce”, expresó.

Adriana fue cuidando interiormente el deseo de ser hija de Dios y de formar parte del cuerpo místico de Cristo, comenzó a colaborar en la actividad pastoral de su colegio, y un mes antes de la competencia del pasado 14 de abril se acercó a su maestro de Religión, Milton Díaz Negrón, para decirle que quería recibir el Sacramento del Bautismo.

Asimismo, se armó de valor para comunicárselo a sus padres, quienes no practican la fe católica. Ellos no solo la acompañaron durante todo el proceso, sino que la apoyan en el camino hacia los demás sacramentos de iniciación cristiana.

“Al principio, cuando lo pensé, me daba temor tomar la decisión, pero ahora ya no tengo miedo. Hay algo en mi interior que me dice que eso era lo que necesitaba y lo que quiero para mi vida”, indicó.

Adriana está convencida de que emprende un nuevo camino y confía en que Dios no la abandonará. Además, exhorta a otros jóvenes que estén en la misma encrucijada a que “no tengan miedo, que todo esto es para bien, que es un proceso muy bonito y que siempre hay personas que te acompañan”.

Cada vez que habla sobre su experiencia en las Justas y sobre el compromiso cristiano que ya ha sido marcado con el Bautismo, Adriana manifiesta con sus palabras y con su sonrisa, una gran alegría y gratitud, así como un anhelo genuino de continuar conociendo a profundidad las verdades de la fe que ahora profesa. Y es que, cuando alguien da cabida al amor de Dios y le busca con un corazón puro, termina por amarle y seguirle.

(Vanessa Rolón)

 

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