Darle voz y rostro a los cuidadores informales fue solo una de las muchas aportaciones del estudio que realizó la Escuela de cuidadores de adultos mayores, adscrita a la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, recinto de Ponce.
Recientemente se presentaron los resultados de la investigación que se extendió por 2 años.
Los datos presentan cómo son los cuidadores informales, cuáles son sus necesidades más urgentes y cuáles son los efectos en su salud física y emocional al cargar con la gran responsabilidad del cuidado de un adulto mayor. Es importante recordar que los cuidadores informarles son principalmente familiares que se vieron obligados a cuidar de ese ser querido, sin tener el conocimientos para ello, ni los recursos económicos y menos a alguien que los ayude.
Según el Dr. Ángel M. Muñoz Alicea, coordinador de la Escuela de Cuidadores, el estudio se trabajó con una muestra de 300 cuidadores informales de 45 municipios que participaron de un proceso de recolección de datos e información. “Este es el primer estudio de campo que se hace en Puerto Rico con una muestra tan amplia y diversa, en donde nuestros investigadores visitaron grupos de apoyo, iglesias, centros de cuidado, comunidades, hogares y diferentes lugares donde se encontraran cuidadores informales de adultos mayores”, precisó.
Entre los hallazgos más significativos destacó que: “de los 300 cuidadores entrevistados, 232 (77.3 %) son mujeres y 68 (22.7 %) son varones. La edad promedio de la muestra fue de 51 años, y cerca de la mitad de los cuidadores informales (44.7 %) viven bajo el nivel de pobreza. El 48 % de ellos recibe ingresos de ayudas del gobierno, como pensiones y seguro social. El 56 % no tiene un empleo asalariado y un 96.6 % no recibe aportación económica de familiares”.
Otro dato que llamó la atención del grupo de investigadores, entre ellos: el Dr. Hernán Vera Rodríguez, Marlene Cabán Huertas y el propio Muñoz Alicea fue que el 78.2 % de los entrevistados posee estudios universitarios que van desde cursos técnicos hasta doctorados. “Tratamos de comparar con lo que es Latinoamérica y el Caribe, lo que encontramos es que el grado de escolaridad de los cuidadores en esos países es de tercer grado a cuarto año. Sin embargo, acá por mucho están mas preparados. No obstante, esa educación no está relacionada con salud o el área de cuidado”, afirmó el también psicólogo.
De otro lado, la investigación evaluó el nivel de depresión y ansiedad que podrían tener los cuidadores. De estos, un 49 %, es decir cinco de cada 10 reportaron tener sintomatología asociada con la ansiedad. Más de la mitad reportó sentirse más inquieto que de costumbre.
Siete de cada diez dijeron que tenían menos energía para hacer las cosas, la misma cantidad indicó que tuvieron cambios en su patrón de sueño. El 48% cambios en el apetito y 54% reportó dificultad para mantener la concentración.
Por su parte, Cabán Huertas, admitió que algo que le impresionó fue la gran cantidad de adultos mayores que están cuidando a otros adultos mayores. “En las visitas que realizamos en los pueblos del centro de la isla encontramos cuidadores que pasaban semanas sin recibir visitas de familiares. Cuando llegaba el equipo de investigación. Además, de contestar las preguntas también se convertía en una especie de desahogo para ellos, expresándonos todas las necesidades que tenían”, aceptó.
Mientras, sobre los adiestramientos que debería tener cada cuidador antes de iniciar este rol, el estudio reveló que el 75.3 % de los encuestados nunca ha participado en cursos relacionados con el cuidado de un adulto mayor. El 94.6%, entiende que podría hacerlo mejor si tomara algún curso.
Sobre esto, el 81.6% de los entrevistados dijo estar dispuesto a tomar este tipo de adiestramiento si se ofreciera en línea.
El Dr. Muñoz Alicea sostuvo que un 90 % de los entrevistados reconoció que la espiritualidad es un aspecto importante en su vida. “La espiritualidad les da a los cuidadores la fortaleza y protección. Hay que resaltarlo para que sepan que el trabajo que está haciendo la Iglesia está llegando y ellos entienden que eso es algo muy importante”, dijo.
Por último, se informó que se envió el estudio tanto a la Fortaleza como a la Legislatura. Al tiempo, que informaron estar disponibles para ayudar en cualquier iniciativa a favor de los cuidadores informales. “Se ha hecho legislación para el adulto mayor, pero el cuidador informal está invisible, no hay legislación alguna que los proteja y queremos que eso cambie”, concluyó Muñoz Alicea. ■
Camille Rodríguez Báez
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