En momentos de crisis es trascendental el oficio que se brinda desde una oficina parroquial. Esto lo puede asegurar Connie Padró Negrón quien ha servido por los pasados 23 años como secretaria de la parroquia San Miguel en Utuado. “Un momento muy impactante fue el huracán María. Llegaba mucha gente a la iglesia solicitando ayuda”, expresó Padró al describir como la parroquia respondió de manera expedita a la necesidad del pueblo convirtiéndose en un espacio de enlace y colaboración de ayudas.

Recientemente, con el impacto de los terremotos en el sur de Puerto Rico, varias familias se vieron afectadas también en la zona de Utuado, activándose una vez más el apoyo emocional, espiritual y material que se logra coordinar desde la oficina parroquial. “Ver mi iglesia afectada por el terremoto ha sido muy difícil”, lamentó Padró al indicar que han movilizado las celebraciones litúrgicas de su comunidad a una cancha bajo techo ante la debilidad estructural del templo.

En lo ordinario la oficina parroquial sirve para despachar documentos tales como certificados de sacramentos, coordinación de la parroquia, espacio y enlace para la atención de feligreses de parte de su párroco. “Encontrar, por ejemplo, un certificado de bautismo y que las personas lo obtengan, o ser enlace para que un feligrés pueda recibir el sacramento de la reconciliación y se vayan felices, eso me hace feliz”, reveló Connie quien también colabora con la decoración del templo parroquial como apostolado.

“Me encanta ser secretaria. Ayudar a la gente ¡me fascina! Desde pequeña quería ser secretaria”, sostuvo quien por 29 años sirvió también en esta misma profesión, en una empresa privada. No fue hasta el 1997 que animada por el párroco de aquel entonces, comenzó a colaborar en la oficina de la parroquia. “Una secretaria tiene que amar su trabajo.

Es una vocación. Hay que hacerlo con mucho amor”, enfatizó al recordar que desde su trabajo procura cuidar las necesidades tanto de feligreses como de sus superiores religiosos.

“Me siento feliz. Por eso estoy aquí. Yo disfruto y amo lo que hago”, manifiestó al recordar el valor de su labor como mujer en la Iglesia aportando como enlace para el bienestar de todo aquel que se acerca. Connie reveló que en los momentos difíciles ruega a Dios y confía en Él. Finalmente, admitió que servir al pueblo es el mejor regalo que brinda a la iglesia empeñándose en dar el máximo desde sus capacidades. ■

Jonathan Colón Hernández
Para El Visitante

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