Un nutrido grupo de feligreses, sacerdotes, religiosos y religiosas participó el pasado lunes, 15 de febrero de la caminata penitencial que partió a tempranas horas de la mañana hacia el Santuario Nuestra Señora de la Monserrate en Hormigueros donde se realizó la apertura de la Puerta Santa, el lanzamiento Diocesano de la Misión Continental y la Santa Misa.
Durante la caminata de unos 25 minutos de duración encabezada por Monseñor Álvaro Corrada del Río, Obispo de la Diócesis de Mayagüez, los participantes rezaron el Santo Rosario. Una vez llegaron a la Basílica Menor, el Obispo procedió con el ritual de apertura de la que sería la última Puerta Santa en abrirse en la Diócesis.
A su vez, explicó los símbolos tallados sobre la Puerta. Según dijo Ianva Coeli significa Puerta del Cielo, “la puerta que Cristo abrió por medio de su cruz para que los hombres pudieran entrar a la vida eterna”. El cuadrángulo indica la perfección, “dentro de él hay un círculo con cuatro pequeños triángulos que significan los cuatro evangelistas y debajo la cruz de Cristo que todo lo completa”. Las seis cruces a cada lado, significan los 12 apóstoles sobre los que está erigida la Iglesia Católica que “continuaron el anuncio de que Cristo está con nosotros”.
Acto seguido, miembros del clero y laicos atravesaron la Puerta y luego se dirigieron hacia la parte de atrás de la Basílica donde en el tope de las escalinatas ubicaba el altar para oficiar la Santa Misa presidida por el Obispo. La misma fue armonizada por el Ministerio de música Emmanuel de la Parroquia La Milagrosa en Aguadilla.
Durante la homilía Mons. Corrada detalló las cinco prioridades de la Misión Continental Diocesana. Al tiempo que admitió que les tomó 5 años definir los cinco desafíos que tiene la Iglesia en Puerto Rico.
En primer lugar, sostuvo que el matrimonio y la familia es lugar de santidad. “[…] No estamos en decadencia. Por su amor Dios salió de sí en libertad para crearnos. Esa prioridad del matrimonio y la familia, está basada en esa primera creación de la familia de Dios: el hombre y la mujer con sus hijos, la bendición que nunca ha caído en decadencia. La bendición del matrimonio es rica, es poderosa”, aclaró.
Segundo, la juventud. “Necesitamos ir a los jóvenes. […] A ti joven, a ti viene Cristo. No tengas miedo, echa adelante con tu juventud, vívela, que nadie te diga: ‘Eres una viejita, un viejito’ como me decían a mí”.
El tercer desafío es la educación. “Tenemos que educar. […] Nuestra historia puertorriqueña tiene la prioridad de la educación en su corazón, en su sangre, en su espíritu. Renovemos nuestro compromiso en la educación nuestra”, expresó.
Cuarta prioridad, la salud. “No podemos seguir como personas de edad mayor, viviendo de nuestras enfermedades y diciendo tengo dolores, no puedo hacer esto. Dejemos a un lado la idea de que somos todos un chorro de viejos”, enfatizó.
Informó que la quinta prioridad son los pobres y la economía. Explicó que en colaboración con la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico han hecho estudios por los pasados 5 años para conocer detalles sobre la situación económica en general y de los más pobres. “Quitemos la ideología de que todo está en decadencia. En decadencia sigue el pecado”, advirtió.
De igual modo, Monseñor aprovechó la ocasión para presentar a los cuatro sacerdotes que durante este año fungirán como Misioneros de la Misericordia: Padre Edgardo Acosta de la Parroquia El Salvador en Hormigueros, Mons. Ramón Albino de la Parr. La Milagrosa en Aguadilla, P. José Gustavo Torres de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima en Mayagüez y P. Ángel Luis Ríos de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús en Mayagüez.
La misa culminó con un mensaje de agradecimiento de Mons. Gonzalo Díaz, rector del Santuario, así como de Mons. Corrada hacia los fieles junto con la bendición final.