La mente empobrecida por actitudes vanas, mantiene su distancia y categoría. La lógica, lo sensato, y lo equilibrado, decaen ante una manera de pensar que choca con lo aprendido o creído de un grupo marcado por una forma arbitraria de ver las cosas. Se toma por dado cualquier idea peregrina y se convierte en un modus vivendi, una peculiar forma que antagoniza a familiares y amigos.

Las nuevas generaciones, hijos del consumismo y lo fácil, no dudan en rechazar la comida de la madre, por otra rápida, repleta en sabores ácidos, azucares y sal. A lo hora de servir el sacrificado menú, “yo quiero otra cosa” se torna en determinación hueca, un no a la buena voluntad de la madre.

Suele suceder así también en el comedor escolar. Los alimentos servidos por manos amorosas y confeccionadas con devoción y buen tono de sabor, son rechazados por un pedazo de pizza o de un sándwich de jamón y queso. No se observa un caminito de avenencias fraternales, una tolerancia amorosa para aquellos que se sacrifican desde temprano en la mañana.

Esos repelillos, y otros, son parte del disloque mental, de un cansancio amoroso que se vive en el hogar y en otras circunstancias. Aunque se está cerca, no se vive a plenitud el cariño y se le resta importancia a la convivencia hogareña. El toque familiar, tan fértil y útil, queda suspendido hasta nuevo aviso.  Existe un amor de apariencia, una forma de prolongar el individualismo enfermizo y dejar en desamparo a los que vierten amor, sin esperar nada.

Una sociedad, enamorada de repelillos, formulismos y leyes se ve atrapada en su pequeñez sicológica.  Ante una pandemia, un fenómeno natural, un miedo apocalíptico, desborda en minucias, miedos y temores.  En vez de abreviar las situaciones, las agrava, y las convierte en estorbos para que el débil naufrague y el niño y el anciano se pierdan en pesadillas y sufrimientos.

Todo reside en la mente, en el corazón, en el amor que impulsa toda obra buena y hace del mundo un deleite.  La espontaneidad, hábito del corazón, precede cualquier lección aprendida. Así lo entendieron las generaciones precedentes y no permitieron que el desánimo les cegara y cedieron sus puntos de vista a otros.  Siempre en lucha caminaron por las rutas del alma y se aferraron a su fe como salvavidas, con un seguro de entrega total que les preservaba de los desatinos y de los temores de cada día.

La mente limpia y dispuesta se amplia y desborda en ideas y se acoge a la verdad que es su identidad. Vivir de pequeñeces y arbitrariedades es limitar el bello horizonte, desconectarse de la oración y del amor de Dios que es fuente de luz y transformación.

A FAVOR: DILIGENTES

Los alcaldes de la zona sur han pasado un vía crucis con los terremotos y la pandemia Coronavirus. Estos representantes de sus pueblos han establecido su disponibilidad para dar el máximo por su pueblo. Servir al bien común es un propósito de buena voluntad, significa cuidar y velar por el bienestar de todos los ciudadanos. Esa vocación de restaurar a sus pueblos y ofrecerles la esperanza como escudo, es la forma elocuente de servir a todos y así prolongarse en el corazón de sus compueblanos.

EN CONTRA: RAQUETEROS

Nunca faltan los que se aprovechan del rio crecido para hacer ganancias. Están a la caza de los inexpertos o de ingenuos  para apropiarse de lo que no les pertenece. Usar las estrategias mentales de falsedad y engaño es pactar con el maligno, con lo indecoroso y desleal. Las familias y amigos deben estar en vela para así evitar que los listos se multipliquen y los ingenuos paguen con creces la maldad.

Padre Efraín Zabala Torres, editor

El Visitante de Puerto Rico

1 COMMENT

  1. Gracias Padre, siempre nos deleita con su forma tan única de llevarnos el mensaje. Los extraño! Un abrazo desde St. Cloud Florida

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