Comienza la reapertura paulatina del sector económico del país. La gobernadora mediante orden ejecutiva autorizó la operación de servicios financieros, seguros, agentes corredores de bienes raíces, trabajo notarial y servicios profesionales como los que proveen abogados, ingenieros y contadores. Esto representa una gran oportunidad para comenzar desde cero nuestro ordenamiento económico. El hecho de que nuestra economía haya colapsado por la situación del Covid-19 nos debe llevar a la reflexión de que una variable en nuestro modelo no está funcionando. Por tal razón, exhortamos a todos los empresarios a repensar el modelo, a crear e innovar y poner como ingredientes fundamentales la solidaridad y el autogestionismo empresarial.

La solidaridad es una característica de la sociabilidad que inclina al ser humano a sentirse unido a sus semejantes y a la cooperación con ellos. Está en la naturaleza misma del ser humano, ser solidario nos distingue de las demás especies. No es posible que las conductas humanas no afecten de alguna manera al resto de las personas. El ser humano solidario es aquel que tiene en cuenta que no vive sólo para sí, sino también para los demás. Durante la cuarentena hemos visto como muchos ciudadanos han practicado el distanciamiento social inspirados en el valor de la solidaridad. Sin embargo, sería interesante insertar mencionado valor de una vez y por todas en nuestra cultura empresarial.

Las exigencias de nuestra nueva realidad social y económica, producto de la pandemia, pide que la solidaridad sea principio rector de toda empresa. La fila delante de la puerta del establecimiento comercial, el rociador de alcohol, los guantes, las mascarillas, el distanciamiento de seis pies en la fila, el trato personalizado, el tiempo de servicio, el uso de la tecnología son los criterios que harán exitosa a cualquier empresa en nuestro nuevo ordenamiento económico.

Si tenemos como fundamento la solidaridad y responsabilidad social no nos quedará otra opción que practicar todas estas medidas que solidariamente buscan el bien común. De esta manera, el sector económico reconocerá que el recurso principal en cualquier actividad económica es el ser humano y la solidaridad tendrá un valor económico. Por tanto, de una economía que solo consideraba elementos cuantitativos para su desarrollo tendremos un modelo económico que velará realmente por la calidad tanto de su recurso como producto y no por la cantidad de éstos.

Una manera de realizar un modelo de mercado, en donde la solidaridad sea la base de toda actividad económica, es apostando al autogestionismo empresarial o al cooperativismo. Debemos promover que las empresas se organicen de manera autónoma para hacer frente a las diversas necesidades económicas resultado de esta pandemia. Igualmente, los empleados de una empresa deben sentirse propietarios de dicha compañía ayudando a tomar las decisiones que afectarían su negocio. El estado de derecho tiene que trabajarse para dar las herramientas necesarias que estas empresas necesitan para producir y ser eficaces al momento de proteger su recurso más preciado: el ser humano, es decir su empleado y su cliente. Tenemos la esperanza que muchos aprovecharemos esta oportunidad invaluable de reescribir nuestro modelo económico utilizando la solidaridad y la responsabilidad social como principios que iluminarán nuestra nueva realidad económica.

Por: Juan M. Colón Rodríguez, Estudiante de Derecho

Para El Visitante

 

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