El 19 de noviembre es de las fechas más conocidas en Puerto Rico porque ese día se celebra el Descubrimiento de nuestras tierras por parte del navegante genovés Cristóbal Colón, su encuentro con los tainos que ya habitaban aquí.
Pero esa fecha, también, 19 de noviembre, es la que el Papa Pablo VI, hoy San Pablo VI en 1969, dispuso mediante decreto, para celebrar a Nuestra Señora de la Divina Providencia, a quien declaró Patrona Principal de Toda la Nación Puertorriqueña. Esta fiesta se celebraba antes cada 2 de enero, pero San Pablo VI dispuso que se celebrara ahora cada 19 de noviembre. Se unieron dos fiestas de amor boricua: amor por el nacimiento de la Patria y amor por nuestra Patrona.
Esa fecha, es para recordarla siempre. Recordarla para vivirla, como ustedes la están recordando y viviéndola en el día de hoy con esta misa solemne. Pues en la vida de nuestra fe es bueno recordar fechas. […]
Pues extendemos esa invitación, a recordar siempre, la fecha de nuestra patrona nacional, para celebrarla. Es algo hermoso que cada año nos reunamos aquí para esta solemnidad. Sé de muchas celebraciones por esta Solemnidad a lo largo y lo ancho de Puerto Rico y allende nuestras costas, en Nueva York, Boston y Chicago, por ejemplo. Eso refleja que la Providencia, nuestra providencia, acompaña a los puertorriqueños no solo en la Isla, sino más allá de nuestros mares. Gracias por hacerla presente. Ella es parte también de nuestra puertorriqueñidad e identidad.
Como pueblo, nos unen muchas cosas: la bandera, la cultura, el idioma español y nos une, a un gran sector, también la Providencia. De la misma manera que decimos y cantamos: Que bonita bandera, que bonita bandera es la bandera puertorriqueña (sí, esa bandera que vemos aquí) también podemos decir y cantar con la misma emoción: que bonita patrona, que bonita patrona, es la patrona puertorriqueña. Al igual que nuestra bandera, ella nos representa.
Esa figura, esa imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia, nos habla de lo bonita que ella fue para su Hijo. Esa imagen tiene a María, con el Niño Jesús en su falda. Lo sostiene y le agarra por su mano. Es un Niño Jesús que duerme plácidamente porque confía en su Madre. Una madre que también estuvo junto a su Hijo en los momentos más difíciles como lo fue su pasión y su cruz. Pues ese es el lugar de María, junto a su Hijo, así ese lugar sea en el templo, el exilio a Egipto, las bodas de Caná, la pasión, el Gólgota y la cruz.
María no solo sostiene a Jesús y lo acompaña. También como Madre de la Divina Providencia ha sostenido por siglos a nuestra Patria, y nos ha acompañado, en nuestro exilio, en nuestra diáspora, en nuestra cruz, en nuestras escasez y estrechez. Puerto Rico ha sido grandemente golpeado por huracanes y terremotos, por la pobreza, y falta de oportunidades. Golpeados sí por esas circunstancias, pero no abandonados a nuestra suerte pues Dios siempre es providencia, es providencia porque provee, porque está atento y nos cuida. […]
(Nota: Fragmento de la homilía por la Solenmidad Nuestra Señora de la Divina Providencia)
Mons. Roberto O. González Nieves, OFM
Arzobispo Metropolitano de San Juan