Mons. Eusebio Ramos Morales

Obispo de la Diócesis de Fajardo-Humacao

 

 

“Cuidar la salud de un pueblo es tarea de todos”

 

  1. Acercándonos a la Fiesta de San Juan Bautista, Patrono de todo Puerto Rico en un tiempo y actualmente de la Ciudad Capital, un grupo de hermanos puertorriqueños nos reunimos en vigilia de oración por la paz y la salud de este Pueblo, especialmente, del área de Humacao y pueblos limítrofes. San Juan Bautista no es solo el nombre de un santo para disfrutar de una buena noche de playa. Juan Bautista fue el que preparó el camino para la venida de Jesucristo, Señor de la Vida y de la Historia, a la tierra, santificándola con su presencia. Juan Bautista anunció un proyecto de vida con un mensaje claro y contundente, reclamando la conversión del hombre. Es decir, cambiar desde adentro, renovándonos de nuestras miserias y pecados en las mentes y los corazones (cfr. Mc 1, 1-6). Para esto, vivió en armonía con la naturaleza, preparando el camino para el proyecto nuevo de vida a través de Jesucristo, Nuestro Señor.
  1. Teniendo presente la llamada a cambiar nuestras mentes y corazones, como lo reclamaba Juan Bautista, nos reunimos en esta vigilia para orar, analizar y reflexionar sobre esta situación de las cenizas de carbón y su impacto tóxico en la vida de las personas y del hábitat ecológico que poseemos y en el que vivimos. El traslado, la exposición peligrosa y el contacto directo con las cenizas tóxicas de carbón, que se acarrean desde Guayama y se “almacenan” en el vertedero regional de Humacao, nos afecta de diversas formas. Agradecemos los esfuerzos del Honorable Alcalde Marcelo Trujillo Panisse y del Municipio Autónomo de Humacao para detener esta situación, que pone en riesgo la salud de la gente y del ambiente. Se trata de una situación peligrosa y dañina que atenta contra la salud de nuestra gente cuando estas cenizas escapan como polvo fugitivo. Pero también, dañan la calidad del aire que respiramos, se contaminan los cuerpos del agua que bebemos y se va minando, paulatinamente, la productividad de la tierra. Se trata de agentes tóxicos que denigran los recursos naturales y la calidad de vida de muchas personas.
  1. La alta tasa de cáncer en nuestra región y los muchos enfermos con situaciones pulmonares, ya sabemos que tiene raíces o, al menos, influencia, de diversos factores contaminantes a los que hemos estado expuestos, constantemente. Pensaba que habíamos aprendido de lecciones pasadas, pero parece que no es así. Seguimos exponiéndonos a nuevos agentes tóxicos como las cenizas de carbón, por ejemplo, y a veces, algunas agencias gubernamentales se vuelven cómplices al no asumir sus responsabilidades ministeriales.
  1. El Papa Francisco en su reciente Encíclica Laudato Si, “Sobre el cuidado de la Creación”, nos hace un llamado urgente a cuidar la “Casa Común”, que puede ser el planeta, el país, la región, es decir, la vida humana y la creación, en general. Nos dice el Papa: “La violencia que hay en el corazón del hombre, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el aire y en los seres vivientes”, LS 2. También, la tierra está “oprimida y devastada”, como dice San Pablo, “sufriendo dolores de parto” (Rm 8,22), por el afán de lucro, el uso irresponsable de los recursos, el consumo desmedido, y estrategias y técnicas desarrollistas que no respetan la armonía y las leyes de la naturaleza. Con el Papa Francisco afirmamos que cuando dañamos la Casa Común que nos sostiene y cobija, también, atentamos contra la salud y la paz de todos y de cada uno.
  1. Estamos aquí, esta noche en vigilia de oración y comunión por la salud y la paz, para denunciar estás prácticas de acarreo y acumulación de estas cenizas tóxicas en nuestra región y en nuestro País. La peligrosidad y atentado contra la salud de nuestra gente está más que demostrada; la contaminación de tierra, aire y agua, es decir, de nuestros recursos naturales, sigue rampante. Mientras tanto, se continúa pasando la “papa caliente” entre líderes y agencias, y se sigue sin atender el asunto con seriedad y determinación, y sin fijar responsabilidades. El lucro y los intereses de unos pocos no puede socavar la salud y la paz de todos. El bien común tiene que estar por encima del egoísmo humano.
  1. Si hacemos este llamado a las agencias pertinentes para que asuman y cumplan sus responsabilidades, también, urgimos de nuestra gente a superar el miedo, la dependencia y la indiferencia social. Ante el Puerto Rico que hemos heredado, colmado de problemas fiscales y con una calidad de vida social que va en detrimento, es urgente despertar colectivamente y comenzar a amarnos y respetarnos como personas y como pueblo. Ante la realidad que vive el mundo, el llamado del Papa Francisco está calando hondo en todos los pueblos. También, está calando hondo en Puerto Rico, que es un pueblo con su propia cultura, identidad y horizontes. Puerto Rico, también, es una nación amada por su Creador.
  1. Por tanto, debemos de prestar atención a las palabras del Santo Padre. Así, nos dice: “El desafío urgente de proteger nuestra Casa Común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca dio marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”, LS 13. Sí, hermanos, Puerto Rico es nuestra Casa Común y debemos de cuidarla y protegerla de los intereses egoístas y cargados de injusticias. Ya basta de indiferencias, de la resignación cómoda y de los conformismos enfermizos. Todos somos afectados, adversamente, cuando se contamina la tierra, el aire y el agua. Las enfermedades de la Casa Común aceleran nuestras propias enfermedades, físicas y espirituales.
  1. También, quiero orar en esta Vigilia por todos los líderes, profesionales y voluntarios que se esfuerzan por poner sus talentos al servicio y cuidado de la naturaleza y el ambiente. A la Alianza Comunitaria Ambientalista del Sureste (ACASE), al grupo Orgullo Humacaeño, y a todas las instituciones que participan de esta Vigilia de Oración, les animo a continuar con fortaleza y generosidad, abriendo horizontes y creando conciencia ecológica en esta tierra, por amor a nuestro País y a nuestra gente. Qué el egoísmo de unos y la insensibilidad de otros, no les quiten ilusión y esperanza a sus esfuerzos de vida y de paz para todos.  Mientras se degrada la calidad del aire que respiramos, del agua que bebemos y se acumulan toneladas de basura tóxica, no podemos callar y hacernos cómplices. Puerto Rico tiene derecho a ser y a vivir, con calidad, respeto y solidaridad.  Qué nadie nos robe la esperanza, la alegría y la paz. Somos Pueblo de Dios y estamos llamados a vivir. Finalmente, termino con la Oración por la Tierra del Papa Francisco.

 

  1. “ Oración por nuestra tierra”, del Papa Francisco

 

“Dios omnipotente,

que estás presente en todo el universo

y en la más pequeña de tus creaturas,

Tú que rodeas con tu ternura todo lo que existe,

derrama en nosotros la fuerza de tu amor

para que cuidemos la vida y la belleza.

Inúndanos de paz,

para que vivamos como hermanos y hermanas

sin dañar a nadie.

Dios de los pobres,

ayúdanos a rescatar

a los abandonados y olvidados de esta tierra

que tanto valen a tus ojos.

Sana nuestras vidas,

para que seamos protectores del mundo

y no depredadores,

para que sembremos hermosura

y no contaminación y destrucción.

Toca los corazones

de los que buscan sólo beneficios

a costa de los pobres y de la tierra.

Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,

a contemplar admirados,

a reconocer que estamos profundamente unidos

con todas las criaturas

en nuestro camino hacia tu luz infinita.

Gracias porque estás con nosotros todos los días.

Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha

por la justicia, el amor y la paz”. AMÉN.

 

 

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