“Respondiendo el Rey les diría: ‘De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis’“. (Mt 25, 40).
María Montessori vivió plenamente la misericordia cuando fue invitada a servir a los niños del barrio pobre de San Lorenzo. Estableció su primer salón para atender a los hijos de los trabajadores. Se despojó de prejuicios y teorías obsoletas para acercarse con humildad y mirarlos a través de los ojos del Maestro.
Descubrió un camino más excelente para educar a sus hermanos más pequeños, respetando su dignidad y aprendiendo de ellos una nueva manera de trabajar. Su método revolucionó el mundo de la pedagogía a tal grado que los ojos de los especialistas se tornaron hacia sus materiales y actividades buscando respuestas.
El Método Montessori es una pedagogía científica que se basa en el desarrollo del niño creando un ambiente preparado donde se trabaja en movimiento. La Dra. Montessori diseñó sus materiales y desarrolló su filosofía teniendo como pauta las etapas, necesidades, intereses y potencialidades de cada edad.
Actualmente existen escuelas fundamentadas en su método en cada continente. La eficacia en desarrollar ambientes de paz edificados sobre la base de libertad y disciplina ha superado las barreras culturales durante más de un siglo. Los discípulos trabajan guiados en tareas de la vida cotidiana para desarrollar independencia, concentración y control de movimiento. El lenguaje es una experiencia integrada y total, no una asignatura para aprender. Las percepciones sensoriales son entrenadas con ejercicios para llegar a discriminar sutilezas. La mente matemática se construye con objetos concretos para fundamentar las abstracciones de los conceptos y operaciones. Todo es trabajo jubiloso en el ambiente preparado para lograr confianza, autorrealización y aprendizaje. Uno de los principios que dirige el proceso es: “Enséñame a hacerlo por mí mismo”. La labor de la guía (maestra) es proveer un ambiente para que el niño desarrolle su potencial plenamente.
Hemos puesto nuestro empeño en ofrecer a nuestros estudiantes esta experiencia educativa a partir de agosto de 2016. La meta es renovar y servir con entusiasmo a los más pequeños. Confiamos en que Dios bendice nuestro proyecto para lograr una educación pertinente para las nuevas generaciones. Queremos sembrar el amor por el aprendizaje y prepararnos para los retos del mañana conforme a lo acordado en el Congreso de Educación Católica en Roma (2015).
(Sra. Lourdes I. Martínez Rivera)