El pasado viernes, 25 de mayo la parroquia San Miguel Arcángel de Utuado fue el lugar de encuentro de cientos de personas que participaron de las Clínicas de Manejo de Casos que Cáritas ha realizado en distintos municipios de la Isla luego del huracán María.
Más de 30 servidores identificados con sus camisas rojas, ubicados en distintas áreas y con funciones particulares, estuvieron desde las 8:00 a. m. hasta las 4:00 p. m. para atender las necesidades de tantos que, a poco más de 9 meses del fenómeno, buscan recuperarse. Toda una logística, acompañada de la cercanía, la alegría y la sensibilidad de cuantos trabajaron, fue, una vez más, la evidencia del compromiso de Cáritas con el pueblo puertorriqueño y la admirable labor de todos sus colaboradores.
“La respuesta de Cáritas ha sido una de las respuestas, gracias a Dios, más grandes que ha habido en todo Puerto Rico; en total se han ayudado a más de 2 millones de personas porque hemos estado trabajando en conjunto con 300 parroquias”, dijo el director de Cáritas de P.R., P. Enrique Camacho Monserrate. Durante el evento se entregaron: alimentos, ropa, zapatos, agua, generadores, lámparas solares, baterías, linternas, vales de alimentos de supermercados, certificados de mueblerías, madera, zinc, y almuerzos para los presentes. Además, se ofrecieron servicios médicos y psicológicos, así como asistencia legal, de forma gratuita.
“Es un proceso verdaderamente de desarrollo humano integral a la luz de lo que el Papa Francisco nos ha invitado, y nosotros buscamos eso. No es meramente una asistencia directa, que sí es importante y hay que darla, pero también que estén en mejor situación de la que estaban antes del huracán”, indicó P. Enrique. El equipo de Cáritas ha impactado a las seis Diócesis , y esta fue la clínica número 35, de una lista que todavía continúa para ayudar a personas como doña Virginia Negrón, una utuadeña que caminó hasta la parroquia con su esposo, con la esperanza de encontrar algo para que su situación mejore, pues el ciclón devastó la casita donde vivía.
De los labios de doña Virginia, solo salían alabanzas a Dios y agradecimiento por lo que iba recibiendo: “Lo que me den yo me lo llevo contenta porque soy agradecida de mi Maestro, soy bien agradecida de todo lo que Él me da, y aunque no me dé na’, porque sí me da el aire, el sol, la lluvia, los alimentos, me da fuerzas pa’ caminar y me lo da gratis, por eso no me cobra na’”, expresó con una tierna sonrisa.
De otra parte, cabe señalar, que la función de los líderes de Cáritas designados en cada Diócesis, como es el caso de Dulce María Santiago en Arecibo, es clave para determinar las necesidades más apremiantes e identificar las ayudas que responden a la situación de las diferentes comunidades.
Finalmente, la misión de Cáritas y de cuantos colaboran en esta institución, habla de una caridad testimoniada en acciones concretas hacia el prójimo, de unidad y de acogida, en resumen, del Evangelio.
Vanessa Rolón Nieves