Deseo, avaricia y poder fueron las ofertas que el tentador colocó en bandeja de oro ante el Hijo de Dios cuando este sintió hambre, en su momento de vulnerabilidad humana luego de un retiro en el desierto. Luego de casi dos milenios el tentador, con sus falsas ilusiones, continúa ofreciendo tales “presentes” al hombre con tal de quitar del centro de su vida a Dios. Ante la proximidad de la Cuaresma 2017, será necesario adentrarse en las tres prácticas o ejercicios que tonificarán el ser espiritual en su comunión con el Padre del Cielo.

“La limosna es una actitud en la que el cristiano da a Dios o devuelve a Dios desde lo profundo de su corazón. El que da se beneficia más que el que recibe. Si se hace con amor, Dios devuelve con generosidad”, sostuvo P. Urian J. Pérez Zapata de Nuestra Señora de la Merced en Lajas.

Hay que comprender que Dios se revela a nuestro alrededor en sus rostros sufrientes, el anciano confundido en la calle, el desempleado en desesperación, la vecina que perdió un ser querido o el indigente en la luz. La limosna no es otra cosa que desprenderse del mundo material, dar de lo que se tiene y no de lo que sobra, según el sacerdote. San Pablo en la Carta a los Corintios explica que se ofrenda con fidelidad y generosidad, pero dentro de las posibilidades de cada cual. En el fondo explicó que se combate la misma avaricia de acumular riquezas mientras el prójimo agoniza poco a poco en la escasez. Cooperar con Cáritas de Puerto Rico o los Servicios Sociales en cada Diócesis es una forma ideal de dar limosna y unirse a esfuerzos con el prójimo en dificultad.

El ayuno combate las pasiones de los sentidos. Aquí entra una lista de placeres muy extensa y actual. Sostiene Padre Urian que esta práctica, en el sentido religioso, se trata de trascender el cuerpo y dominarlo; se trata de reducir las porciones de comida usual.

Si por razones de salud no se puede cumplir con el ayuno o la abstinencia cuaresmal, argumentó que hay un sinfín de maneras de renunciar a las pasiones de los sentidos en un mundo actual que bombardea con seducciones sensoriales a mansalva. ¿Qué tal abandonar los celulares, tabletas, la televisión, la Internet, las críticas, las compras en el centro comercial, el paseo a la playa…? ¿Qué tal hacer ejercicio, levantarse a la hora pautada, colaborar en los quehaceres del hogar de forma proactiva…? Además, no solo se tiene dinero, también se cuenta con otro elemento muy valioso: el tiempo. Son 14 las obras de misericordia.

Sin oración y comunicación con Dios la brújula va a fallar en el desierto donde no hay caminos y la resolana apenas permite ver. Esa oración personal es un reconocimiento constante de que Dios es supremo y que se vive bajo su bendición, su voluntad y para su gloria, explicó. Asistir a Misa, a las actividades parroquiales y procurar la Confesión son ejemplos para vivir la oración en Cuaresma. Para P. Urian, el ayuno, la limosna y la oración se entrelazan para acomodar todo en su sitio, en el templo interior para que Dios sea el centro de la vida, para prepararnos para esa Pascua tan deseada.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here