Stephen Álvarez Ortiz
Oficina de Comunicaciones
Con una solemne Misa en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco clausuró el pasado domingo, 25 de octubre, el Sínodo de la Familia que desde el 4 de octubre estuvo reflexionado sobre “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.
Sobre este encuentro del Papa, con los Padres Sinodales, conversamos con Monseñor Eusebio Ramos Morales, Obispo de la Diócesis Fajardo-Humacao.
¿Qué impresiones le deja el Sínodo de la Familia, que acaba de finalizar en Roma?
Esta Asamblea Sinodal ha sido un momento de gracia del Espíritu Santo que acompaña y guía a la Iglesia en su devenir histórico. El Sínodo ha abordado la naturaleza y la realidad del matrimonio y la familia, desde la perspectiva de la fe, la esperanza y la caridad. En un mundo tan cambiante y marcado por el relativismo y el secularismo, se afirma y se sostiene la doctrina católica sobre el matrimonio y su indisolubilidad, la vocación y misión de la familia llamada por Dios a la generación de la vida humana y a la colaboración recreadora del mundo. De aquí, la importancia del matrimonio y de la familia, que debemos de cuidar y acompañar con la mayor caridad posible, para que viva y realice su amor fecundo en su propio vínculo esponsal y en los hijos que se generan.
Sin embargo, esta misión y vocación se afirman ante una realidad dramática de tantas familias que han visto truncados sus proyectos de matrimonio, que sufren serias situaciones y condiciones en sus realidades humanas y cristianas, que no podemos obviar. Creo que el Sínodo ha dejado en los pastores una mayor conciencia de este drama y tarea eclesial, irrenunciable. El Papa Francisco, nos ha llamado a afrontar esta realidad, desde el amor misericordioso de Dios con la mayor benevolencia y respeto, y considerando las realidades particulares de las familias en las diversas comunidades. Por tanto, mientras llega la Exhortación post sinodal del Papa Francisco, desde esta llamada a la misericordia, ya tenemos una tarea urgente que realizar de atención, acogida, acompañamiento, sanación y servicio.
El tema de los divorciados, fue de gran análisis y debate en el Sínodo. ¿Qué acciones concretas se presentaron para estos?
Hay varias proposiciones para afrontar el tema de los divorciados, al menos, cuatro: 83-86. Se reconoce que hay divorciados que han generado un gran testimonio de fe, ya que, a pesar de estar separados o habiendo llegado al divorcio, no han buscado una segunda unión matrimonial. También, esta realidad debe reconocerse y señalarse en las comunidades porque, en ocasiones pasan desapercibidos. Ellos brindan un gran testimonio de fe y de vivencia eclesial.
Por otro lado, para los divorciados vueltos a casar, los números que siguen, tratan estas complejas realidades siguiendo la voz magisterial del Papa Francisco: no están excomulgados y son parte de la comunidad de fe, a los que hay que acoger y acompañar con el mayor respeto y empeño cristiano. De hecho, los Padres Sinodales, ofrecen propuestas pastorales en las que se recalcan la integración comunitaria y ministerial, algo a lo que debemos prestar mayor atención en nuestras asambleas litúrgicas y diversos espacios de servicio.
Además, se nos llama a los pastores al acompañamiento directo para una mayor vivencia eclesial, tanto de los padres como de los hijos. De la misma forma, se llama a la comunidad de fe a cuidar de estas personas o parejas que vivan en estas situaciones. Aquí hay un gran reto para educar a nuestras comunidades y crear conciencia de respeto y responsabilidad fraterna y solidaria.
¿Qué acciones inmediatas podemos tomar como Iglesia Diocesana, luego de este Sínodo?
La familia es una de nuestras opciones en el Plan Diocesano de Pastoral de la Diócesis de El Yunque. Ante nuestras realidades pastorales de precariedad, de organización parroquial y falta de sacerdotes, no se ha respondido a esta Pastoral con la urgencia que amerita. El Sínodo, sigue mostrándonos esta realidad pastoral y llamándonos a asumirla, tanto a nivel diocesano como parroquial. Tenemos que duplicar los esfuerzos para organizar y acompañar la pastoral familiar en las comunidades parroquiales. Con estas pastorales familiares, organizadas y formadas, podemos acompañar a nuestros matrimonios y familias en sus diversas realidades de vida, sin exclusiones ni prejuicios, como nos dice el papa Francisco, desde la misericordia.
Otra acción inmediata, es activar y fortalecer la diversidad de movimientos laicales y casas de retiros que trabajan con los matrimonios y familias. Hay que reconocer que este trabajo pastoral que tanto bien ha hecho a múltiples familias se ha reducido en Puerto Rico. La crisis que afronta la familia nos debe mover al mayor empeño pastoral, a pastores y líderes laicos en la Iglesia. Esto requiere discernimiento y conversión, en todos los miembros de la Iglesia. Pero esta realidad está de frente y no se puede ocultar. Tenemos que responder, y es urgente.
¿Qué empeño particular hay en la Diócesis de Fajardo-Humacao, según su propia realidad y relacionado con la familia?
Nuestra Diócesis se funda y establece desde una realidad y dimensión misionera. Eso no es negociable en nuestra realidad diocesana. No es opcional para nadie. Por tanto, la urgencia misionera con la familia debe penetrar con fuerza y caridad en todos los corazones, y con mayor empeño en los pastores y líderes laicos. Desde la Catequesis Familiar Integral, hemos buscado dar respuesta a esta llamada misionera con la familia. Esperamos que este proyecto siga afianzándose en cada comunidad parroquial.
Por otro lado, la llamada misionera debe cultivarse en el propio seno de nuestros matrimonios y familias. Cuando la familia es cuestionada en su propia realidad y naturaleza, ha llegado el momento del testimonio y afirmación misionera de las parejas matrimoniales que viven con alegría su sacramento y cultivan su amor conyugal desde la fe y la comunión eclesial. Necesitamos matrimonios misioneros que testifiquen y promuevan el valor del matrimonio y la familia; y los tenemos. Pues, “vayan y hagan discípulos”, a tantas parejas que requieren de este testimonio y mensaje de esperanza.