La paternidad, el patriarcado de San José tienen su símbolo en la vara florecida que según la iconografía casi siempre lleva consigo; es vara, báculo y cetro. Hay una lejana referencia bíblica: la vara de Aarón que produjo brotes, flores y almendros (Núm 17 – 23) como signo de la preeminencia de su familia y de la tribu de Leví, a la que estaba reservada la dignidad sacerdotal.
Yahvé dijo a Moisés:
17. “Diles a los Israelitas que te traigan una varilla por tribu, una varilla por cada uno de los jefes de tribu. Serán pues doce varillas; y tú escribirás en la varilla respectiva el nombre de cada uno.
18. En la varilla de Leví escribirás el nombre de Aarón, porque solo habrá una varilla por tribu.
19. Las depositarás en la Tienda delante del Testimonio, allí donde los cito a ustedes,
20. y aquel cuya varilla florezca, ese será el que he elegido. Así acabaré con todas esas quejas de los israelitas contra mí, me refiero a las quejas contra ustedes”.
21. Moisés transmitió esas palabras a los israelitas y cada uno de los jefes le dio una varilla. Cada tribu tenía su varilla, que era llevada por su jefe, o sea, en total doce varillas. La varilla de Aarón estaba junto con las demás.
22. Moisés depositó esas varillas delante de Yahvé en la Tienda del Testimonio.
A veces, la paloma del Espíritu Santo aparece sobre las flores de la vara. Este atributo de la vara se origina en los Evangelios Apócrifos, donde se relata que fueron convocados al templo un hombre de cada tribu de Israel, para elegir esposo para la Virgen María. José fue por la tribu de Judá. Cada hombre debía llevar una vara, las que fueron dejadas sobre el altar. Cuando al día siguiente el sacerdote ingresó al Sancta Sanctórum, un ángel tomó la vara más pequeña, la de José y, según algunas versiones la vara floreció, y según otras la paloma del Espíritu Santo surgió de ella, señalando al elegido para desposar a la Virgen. Así se cumpliría lo narrado por el Profeta Isaías: “Y saldrá una rama de la raíz de Jesé, y una flor saldrá de su raíz”, (Is 11,1).
La vara es también cetro, con un significado davídico y mesiánico; simboliza, en efecto, la autoridad del jefe de la tribu de Judá, depositario de la descendencia dinástica: por San José la genealogía de Jesús adquiere garantía de legitimidad. La iconografía cristiana antigua reconoce en la vara florecida de José el báculo del sumo sacerdote y lo presenta como modelo del Obispo. El entonces cardenal Ratzinger veía en este dato la designación del esposo de María como administrador de los misterios de Dios, padre de familia y custodio del santuario que es la Virgen Madre con el Verbo en su seno, imagen de la Iglesia viviente.
Para El Visitante
Luz P. Burgos, MER, PUCPR