La devoción al Corazón de Jesús tiene sus orígenes en el siglo XI, cuando los cristianos piadosos meditaban sobre las Cinco Llagas de Cristo y está por encima de otras devociones porque se venera al mismo Corazón de Dios. Dirigida a la persona de Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón, se hace presente en los actos esenciales de: amor y reparación. Amor, por lo mucho que ama a la humanidad; reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.
No fue hasta 1670, que un sacerdote francés, P. Jean Eudes, celebró la primera Fiesta del Sagrado Corazón. Casi al mismo tiempo, Margarita María Alacoque comenzó a reportar visiones de Jesús.
El 8 de mayo de 1873, la devoción al Sagrado Corazón fue formalmente aprobada por el Papa Pío IX; y 26 años después, el 21 de julio de 1899, el Papa León XIII urgentemente recomendó que los Obispos del mundo observaran la fiesta en sus diócesis. San Juan Pablo II estableció que en esta solemnidad se celebre en la Iglesia la Jornada mundial por la santificación de los sacerdotes.
De otro lado, la historia de la devoción del Inmaculado Corazón de María inició en el siglo XVII, como consecuencia del movimiento espiritual que procedía de San Juan Eudes.
En diciembre de 1925 la Santísima Virgen se le apareció a Lucía Martos, vidente de Fátima, y le prometió asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confesasen, recibieran la Sagrada Comunión, rezasen una tercera parte del Rosario, con la intención de darle reparación.
En un diálogo entre Lucía y Jacinta, ella, de 10 años, dijo a Lucía: “Diles a todos que pidan esta gracia por medio de ella y que el Corazón de Jesús desea ser venerado juntamente con el Corazón de su Madre. Insísteles en que pidan la paz por medio del Inmaculado Corazón de María, pues el Señor ha puesto en sus manos la paz del mundo”.
El 31 de octubre de 1942, en plena II Guerra Mundial, al clausurarse la solemne celebración en honor de las Apariciones de Fátima, conforme al mensaje de estas, el Papa Pío XII, consagró el mundo al Inmaculado Corazón.
Para obtener por medio de su intercesión “la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes” el 4 de mayo de 1944 el Santo Padre instituyó la fiesta del Inmaculado Corazón de María, que comenzó a celebrarse el 22 de agosto. Ahora tiene lugar el Sábado siguiente al Corpus Christi. La Fiesta del Sagrado Corazón es el día anterior (viernes). La Iglesia celebra las dos fiestas en días consecutivos para manifestar que estos dos corazones son inseparables.