“Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros,
follaje cortado de los campos”, (Mc 11, 8).
Este domingo millones de católicos alrededor del mundo, acudirán a las iglesias para conmemorar la entrada a Jerusalén e inicio de la pasión de Jesucristo.
Como el día que inicia oficialmente la Semana Mayor, las ceremonias principales son la bendición de las palmas, la procesión, la misa y el relato de la Pasión de Cristo. Por tradición, los fieles que participan en la procesión, que data del siglo IV en Jerusalén, llevan consigo ramos de palma, olivos u otros árboles, pero ¿por qué?
Como dato histórico, la palabra palmae proveniente del latín, que significa palma de la mano y hoja de la palmera, era utilizada por la tradición de los romanos como símbolo de victoria.
Por su parte, la Sagrada Escritura describe la entrada de Jesús como triunfal y solemne a la Ciudad Santa. Ante la magnitud del acontecimiento el pueblo, en su mayoría personas humildes, lo recibió con ramas de palma y de olivo, dos árboles de la zona. De ahí el nombre de Domingo de Ramos.
En la actualidad, los ramos benditos que se recogen para esta fecha en las iglesias católicas tienen como significado y recordatorio proclamar a Cristo como Rey y Mesías.
De otro lado, se estima que existen 2,600 especies de palmas pero la planta que produce las hojas utilizadas este día solo sobrevive en climas tropicales o subtropicales. En el caso de Puerto Rico y el Caribe, que carece de olivos, es muy abundante la palmera, por lo que se utiliza con regularidad este Domingo.
La rama se obtiene de las pencas que son los renuevos de las palmas que en esta época comienzan a echar ramas nuevas para bendecirlas. De esta forma, los fieles pueden recordar la triunfante entrada de Jesús a Jerusalén batiéndolas. Teniendo claro que los pedazos de palma adquieren su valor en la celebración litúrgica, retenerlos es un signo de fe.
Tradicionalmente las que se bendicen el Domingo de Ramos son las mismas que una vez secas al año siguiente, se queman para convertirlas en la ceniza que se bendice e impone el Miércoles de Ceniza. Como objetos bendecidos, se sugiere que no se desechen, sino que se entreguen a la parroquia para que se utilicen el Miércoles de Ceniza del año próximo.
Es importante recordar que no se deben ver como amuletos, ni se debe hacer de esta costumbre una superstición pensando que por tener la palma no habrá espacio para las cosas negativas.
(Fuentes: Varias)
Nilmarie Goyco Suárez
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