Rvdo. Diác. Jorgie Rivera Fuentes
Delegado del Sr. Arzobispo Metropolitano
para asuntos pastorales de Servicios Funerarios Católicos


En la medida que transcurre el tiempo van quedando dentro de nuestra vida muchas preguntas, muchas interrogantes que no nos hemos ocupado de hacernos o buscar respuestas. A lo mejor pensamos que el tiempo nos dará las respuestas, tal vez nos provoca miedo, pánico el descubrir o simplemente aceptar lo que ya sabemos, entonces tomamos la decisión de pasar por alto aquellas señales que nos llegan y optamos por ignorarlas, como si con esta actitud estuviéramos cancelando lo que se constituye como parte de nuestra realidad.

Para muchos es mejor dejar que el tiempo pase y que cada día nos sorprenda con las situaciones que se nos van presentando. Sin embargo, ¿por qué esperar? ¿Por qué no construir? ¿Es que tememos el fracaso? La espera solo es buena cuando tenemos la certeza de lo que va a llegar. En nuestra vida espiritual sabemos que caminamos al encuentro con el Señor, y esto exige una preparación. ¿Qué estás haciendo para ese encuentro? Si ya sé, dijiste que te falta mucho tiempo. ¿Quién te contestó esa pregunta? ¿Tu juventud, tu salud, tu energía, tus ganas de vivir? Cuidado, hay muchos que como tú dieron la misma contestación y fueron al encuentro con el Señor, pero no se prepararon y lo que vino después se convirtió en un momento de caos, de confusión.

Cada día lo he de vivir como si fuera el último. Pondré pasión, intensidad, fuerza, alegría, amor y no tendré reservas al momento de hacerlo porque cada día irá en aumento esa forma de vivir, de dar, de compartir. En cada hermano, amigo, en cada persona veré el rostro de Jesús y le ayudaré, lo amaré, lo atesoraré porque si me llega el momento de encuentro con Jesús será Él quien me ayude, me ame y me atesore. No es sentado en tu casa, no es en tu área de comodidad, no es en tus negocios, ni en el Centro Comercial dónde vas a construir el Reino de Dios; es de pie, caminando, llegando a las periferias, formando líos y llevando un mensaje de vida, de paz, de liberación, de amor. ¿Cómo vas a ir rescatando almas para el cielo?

Extiende tu mano y ve al encuentro del hermano; tómale su mano y no la sueltes, pero sigue uniendo otras manos porque juntos vamos a la casa del Padre donde todos vamos a gozar de un abrazo eterno que no se acaba, que será para siempre. De ahí la importancia del construir; tienes que proyectar, que planificar, que estructurar. Esto de construir el Reino de Dios es serio y tenemos que capacitarnos para no fallar en ningún detalle.

¿Necesitas ayuda? Tranquilo, mira a tu alrededor, todos esos seres que ves te pueden ayudar. ¿Cómo? Fácil: ámalos y déjate amar, y lo demás va a ser parte de una historia que nos encargaremos de escribir para que así la podamos imprimir en ese espacio eterno que el Señor nos ha preparado y que será un lugar de alegría, paz y tranquilidad. Bendiciones.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here