Este miércoles, 26 de julio la Iglesia celebra la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús, razón por la que se les conoce como los patronos de los abuelos.

La tradición de San Joaquín y Santa Ana se recoge en muchos de los apócrifos cristianos y forman parte del santoral cristiano. La devoción a los abuelos de Jesús data del siglo II. El culto a Santa Ana aparece en el siglo VI y un poco más tarde para San Joaquín.

Su historia consiste en que ambos, con 20 años de matrimonio y ya mayores e incapaces de concebir, se vuelven padres por intervención divina. Estos santos, fueron personas de profunda fe y confianza en Dios. Encargados de educar a su hija en el camino de la fe, sembraron en ella el amor hacia el Señor que más adelante la prepararía para su misión.

El protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos, considerado para los hebreos como un castigo del Cielo. Dolido por el suceso, se retiró al desierto a orar y ayunar. Mientras tanto, su esposa Ana (cuyo nombre significa “gracia”) también intensificó sus oraciones. Sus plegarias fueron oídas. Un ángel se le apareció y le dijo: “Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo”. Al tiempo nació María, quien se convertiría en la Madre de Jesús.

Respecto a la festividad de los santos, esta se celebró primero en las iglesias orientales y luego en las occidentales. Antes la fiesta se celebraba por separado, pero con la reforma del Calendario Litúrgico, realizada tras el Concilio Vaticano II, se estableció el 26 de julio.

Rol de los abuelos según el Papa

Sobre el rol de los abuelos, el Papa Francisco se ha expresado anteriormente en sus homilías. Por ejemplo, previo al rezo del Ángelus durante su estadía en la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil expresó que: “Los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido el amor de Dios, en el calor de la familia, […]. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”.

“Qué importantes son (los abuelos) en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad. Y qué importante es el encuentro y el diálogo intergeneracional, sobre todo dentro de la familia”, indicó mientras pidió preservar y alimentar el tesoro del “diálogo entre las generaciones”.

(Fuentes: Varias)

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