A pedir su intersección para sí mismo o para un familiar, para orar o simplemente para conocerle llegan peregrinos no solo de Puerto Rico sino de otras partes del mundo al Museo del Beato Carlos Manuel Rodríguez, localizado en el edificio contiguo a la Catedral Dulce Nombre de Jesús en el municipio de Caguas, pueblo que vio nacer al único Beato puertorriqueño.

María Ruiz, encargada del Museo que recibe al público de martes a domingo de 9:00 de la mañana hasta las 12:00 del mediodía relató que a visitar el Museo llega gente con necesidad, con fe y esperanza. “Ponen toda su fe en el Beato y en el deseo que por su intercesión se van a sanar ellos o sus familiares. Vienen muchos pacientes que padecen de la misma condición que él tenía, colitis ulcerosa”, informó. Confirmó que ha recibido peregrinos de Méjico, El Salvador y Nueva York.

A su vez compartió que son muchos los que al escuchar la historia del Beato y ver los objetos que hay en el Museo se emocionan, lloran y se arrodillan. “Yo los dejo solos para que oren. Hay personas que han estado varias horas orando porque tienen mucha fe en Él”, mencionó.

A los objetos que se refiere Ruiz y que al momento están en exhibición son: el pantalón y el crucifijo con el que fue enterrado, el cirio que utilizó para celebrar su última Pascua, su Biblia y una reliquia que contiene un pedazo de hueso.

Sobre el pantalón, la encargada del Museo explicó que se recuperó íntegro tras la exhumación de sus restos en el año 2000. “El pantalón está según lo sacaron del ataúd 37 años después de su entierro, contrario al gabán que a pesar de que era de la misma tela, se desintegró. Esto lo vemos como una señal divina porque debido a su enfermedad, prevaleció el pantalón y no el gabán”, señaló.

También, exhiben el crucifijo que le colocaron en el pecho para su entierro. Ruiz explicó que, a diferencia de ahora, que el crucifijo o el rosario se coloca en las manos del difunto, antes se le ponía en el cuello. Detalló que al crucifijo le falta una parte, “ese pedazo se le incrustó en su costilla. También, lo vemos como una señal divina de que llevó a Jesucristo aun después de muerto en su corazón”.

Además, tienen los últimos zapatos que usó el Beato en sus recorridos antes de caer en cama. Asimismo, los visitantes pueden ver la Biblia personal que usaba Charlie, precisamente está abierta en las mismas páginas del día que él falleció. “Son los salmos 116-118. Si los leemos con detenimiento narran la vida del Beato en su enfermedad, en los sufrimientos que él pasó. Son salmos en los que pide al Señor que no lo abandone, e inclusive hay un versículo que dice: ‘No moriré, viviré para siempre’, eso nos llama la atención”, admitió.

Igualmente, custodian su último cirio pascual. “Él celebraba la Pascua de una manera muy especial, la última la celebró en 1962. Durante su velatorio se encendió este cirio”, comentó. Del mismo modo, en el Museo hay un relicario que contiene un pedazo de hueso que se recuperó tras la exhumación de sus restos.

Para más información puede llamar al 787-743-4311. Para la Ruta del Beato que auspicia la Oficina de Turismo del Municipio, y que su última parada es en el Museo, se requiere hacer reservaciones llamando al  787-653-8833 Ext. 2917.

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