Vivir la voluntad de Dios, buscar la santidad y una vida sacramental son las tres simples, pero, profundas claves que Mons. Herminio de Jesús Viera enfatizó para todo cristiano en el camino de su vida. Desde el Hogar Santa Marta en Ponce, abrió su corazón para repasar una vida sacerdotal llena de bendiciones, retos y experiencias en la coyuntura de su 50 aniversario de ordenación sacerdotal. Natural del Barrio Emajagual de Juana Díaz y el octavo de 12 hermanos. Su madre falleció y al tiempo su padre se casó con una viuda. En total son 28 hermanos. “En el barrio nos decían los muchos”, recordó entre risas.
Explicó que su vocación siempre fue de educador, pero una experiencia lo marcó para siempre. Un día siendo solo un muchacho camino a la casa de su tía decidió pasar por la parroquia. El sacerdote que estaba muy ocupado en sus quehaceres cotidianos fue interrumpido por un joven estudiante que quería confesarse, pero el sacerdote no lo atendió al momento. Lo cierto fue que el joven sufrió un accidente ese día y ese día fue ante el Santísimo, dijo “me voy a hacer sacerdote” y decidió estar disponible siempre para confesar a todo el que se acerque con esa intensión.
Aunque su padre no quería que fuera sacerdote porque sabía que le gustaba estudiar y podía prepararse para ayudar a la familia numerosa, no claudicó en responder a la llamada vocacional que le exigió varios retos. Tras una experiencia en la milicia y varios años de estudios en Puerto Rico, Estados Unidos y República Dominicana, el 1 de julio de 1969 fue ordenado sacerdote bajo la imposición de manos de Mons. Juan Fremiot Torres Oliver, Obispo entonces de la Diócesis de Ponce, en la iglesia Santa María Reina de la Ciudad Señorial.
Mons. Herminio realizó diversos estudios en filosofía, teología, educación y administración a nivel graduado y doctoral. Laboró en varias parroquias y pueblos como: Villalba, Sabana Grande, Coto Laurel (Ponce), Aguilita en Juana Díaz y Lirios del Sur (Ponce). Fue Vicario de Pastoral de la Diócesis de 1976 a 1987 y Canciller de 1978 a 2014. Y fue director espiritual de la Legión de María, Movimiento Juan XXIII, los Hermanos Cheo, las Hijas Católicas de América, entre otras colaboraciones a diversos proyectos de pastoral familiar, cursos prematrimoniales y otros.
Además, fue profesor de la Universidad Católica de Puerto Rico por varias décadas, y aún se mantiene activo como Catedrático Auxiliar. Además fue profesor de la Universidad Interamericana de Puerto Rico y de varios colegios católicos en la Diócesis. Con tantos alumnos en distintos niveles a lo largo de su vida, reveló que donde va es reconocido por sus estudiantes aunque sean de épocas pasadas.
Desde hace 9 años reside en el Hogar Santa Marta a causa de unas complicaciones de salud mayores que lo obligaron a limitar sus funciones. Aunque es paciente renal, confiesa que celebra la Eucaristía a diario en su cuarto y oficia la Santa Misa y hace confesiones en varios lugares porque lo llevan, pues no puede guiar auto.
“Toda la Liturgia de la Palabra nos habla del Dios Santo que quiere que seamos santos. Quisiera volver a empezar mi sacerdocio otra vez. Esa santidad no es únicamente para los sacerdotes, es para todo el pueblo santo de Dios. Pero para llevar la santidad, hay que vivirla. Las palabras conmueven, pero el ejemplo arrastra”, dijo entre emociones.
A pesar de tantos cargos encomendados, estudios, anécdotas y hasta complicaciones médicas mayores, Mons. Herminio de Jesús sigue siendo un hombre sencillo, de gran carisma y un sacerdote de gran ánimo que siempre carga bombones en su bolsillo derecho para alegrar a todo el que se encuentre en su camino.