Con el fin de reflexionar sobre las realidades que afronta la isla y el papel de la fe en el cotidiano, se llevó a cabo por sexto año consecutivo el Congreso Católicos y vida pública bajo el tema Creer y actuar para renacer. El evento tuvo lugar el pasado 10 y 11 de mayo en el teatro Mons. Vicente Murga de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, recinto de Ponce.
El primer día contó con la participación de Óscar Andrés Cardenal Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa (Honduras), quien recibió un Doctorado Honoris Causa.
El segundo día inició con el conferenciante Dr. José Francisco Serrano Oceja, profesor titular acreditado de periodismo de la Universidad CEU-San Pablo (Madrid) con la ponencia Don Quijote al encuentro del Papa Francisco: la utopía como reconstrucción social. Así como las conferencias Experiencias en la cárcel por Padre Paul Morrissey, O.S.A, quien compartió sus vivencias dentro de su ministerio como capellán carcelario en Filadelfia. Política pública y el papel de los ciudadanos ante el desafío del paso del huracán por Javier Vélez Arocho, exsecretario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales; y Lecciones de los huracanes para la conciencia ambiental a cargo del Dr. Máximo Cerame Vivas, fundador del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez.
Como bien lo indica el título de su presentación el Dr. Serrano, realizó una comparación entre las similitudes existentes entre Don Quijote y el Papa Francisco, valiéndose de varios pasajes de la obra y de ejemplos cotidianos del Obispo de Roma. Según explicó ambos proponen la posibilidad de cambiar el mundo. Así como en uno de sus pasajes el Quijote busca caminos nuevos en esa lucha por los desheredados y desfavorecidos; en una entrevista en 2013 el Santo Padre expresó, de igual manera, su deseo de buscar caminos nuevos en la Iglesia para la presencia de los cristianos en la sociedad. Desarrollando en su discurso dos temas, la inclusión social de los pobres y el diálogo para la paz.
Según Serrano, tanto el Caballero andante y el Vicario de Cristo son dos enigmas para la literatura y la sociedad, ya que no dejan de sorprender. Sobre el Sumo Pontífice señaló que este no especula y que por el contrario es un catequista. Por lo tanto, así como el Quijote y Sancho son hombres versados en teología, el Obispo de Roma no elabora grandes textos magistrales, sino que ejerce el valor de la predicación en su magisterio en las homilías de la misa diaria en Santa Marta donde configura el perfil del cristiano. “Hay que tener la homilía diaria del Papa como lectura espiritual. ‘Bien predica quien bien vive y yo no sé de otras teologías’ decía el Quijote”, subrayó.
De otro lado, Vélez Arocho sostuvo que luego del paso del huracán María “debemos plantearnos el rol que tenemos como habitantes y ciudadanos en el archipiélago borincano”. Sostuvo que desde la creación de la Constitución de Puerto Rico, el sistema democrático ha acostumbrado a los ciudadanos a votar y participar en el desarrollo de las políticas públicas del país.
Aunque reconoció que los efectos de la participación ciudadana influenciaron en la formación de varias organizaciones ambientales que han servido a conservar miles de cuerdas de terrenos de alto valor ambiental; también lamentó que con el paso del tiempo la tasa de interés y participación ciudadana ha disminuido. Por ello enfatizó que es necesario “ser actores y no espectadores”. Sugirió salir de la comodidad y seguridad del entorno inmediato, y participar de la toma de decisiones a las que convoca el gobierno.
Por último, el Dr. Cerame comenzó diciendo: “Cualquiera que vea un mapa forense de los huracanes que han visitado a Puerto Rico desde el siglo 19, pensaría que con esa frecuencia de visitas los residentes de Borinquen debemos ser expertos experimentados en sobrevivir a esos fenómenos. Pensarían que somos expertos en tormentas y en salir airosos de ellas y claro se equivocarían. Los últimos desastres que hemos sufrido comprueban que no sabemos nada de huracanes y que no estamos preparados para ellos aunque vivamos en medio de la autopista de huracanes del Atlántico tropical”.
Afirmó que gran parte del daño se pudo haber evitado, catalogándola de “una tragedia anunciada”. Acto seguido, procedió a mostrar imágenes de los daños ocurridos por huracanes anteriores, repasando a su vez cómo los antepasados respondían ante las amenazas naturales y las lecciones que se deben aprender a lo largo de la historia.
Subrayó que: “No hay capacidad de evitar el desastre, pero tenemos la capacidad de evitar las consecuencias del desastre”. Por lo que recalcó que se necesita tener mayor conciencia ambiental así como tomar de ejemplo las experiencias pasadas para mayor prevención. “Puerto Rico podría ser un modelo de cómo manejar huracanes con la estructura adecuada, podría ser un modelo de infraestructura que resista huracanes, […]. No estamos viendo el mundo como es, ni la naturaleza como es, ni los impactos ambientales como son […]”, puntualizó.