Aunque le cueste creerlo, tener una familia digitalmente saludable es posible, por lo menos así lo confirmó el Lcdo. Juan A. Bethencourt de la firma de consultoría Technology To Grow, que dictó una conferencia sobre este tema como parte del Séptimo Simposio de la Familia que se realizó el pasado 19 de abril en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, (PUCPR), recinto de Ponce.

Bethencourt dijo que “si bien es cierto que la tecnología tiene una gran posibilidad de hacer el bien y divulgar cosas valiosísimas a un bajo costo, no se puede ser ingenuo. Hay que saber que también se pueden hacer muchas cosas negativas con la Internet”.

Ante esto, precisó que lo primero que deben hacer las familias es enfrentar los cuatro principales desafíos que tiene la tecnología. Sostuvo que el primero es que se quiere pasar la lógica de la Internet a todo. “En estos días la velocidad de la Internet es enorme. Escribimos busca tal cosa en Google, y de inmediato tenemos la respuesta. Es simple, requiere un mínimo esfuerzo, y por lo general obtenemos una gratificación instantánea”, expresó.

Reiteró que no todo en la vida puede ser a la velocidad de la Internet. “Si le pides un favor a tu hermano, él no lo va a hacer al momento. Si lo hace, porque puede darse el caso que no quiera hacerlo, será cuando tenga tiempo. Por eso es importante saber que no se puede aplicar la velocidad de la Internet al resto de las cosas”, manifestó.

Como dato curioso, Bethencourt informó que tanto los adolescentes como los adultos pasan 9 horas del día haciendo uso de la tecnología ya sea viendo televisión, jugando juegos de video, hablando por teléfono, escuchando música, usando la computadora, el iPad o cualquier otro dispositivo electrónico. “Queremos la velocidad de la Internet en todo. Esa puede ser una de las razones para que se viva con tanto ajoro e impaciencia en estos días”, opinó.

Asimismo, dijo que si se suman todas las horas dedicadas a la tecnología, un usuario promedio pasará 23 días, de los 365 que tiene el año destinados exclusivamente a esta actividad.

Enfatizó que el otro desafío, se centra en la crisis de identidad, este se refiere a los perfiles que cada uno tiene en las redes sociales. “Todos tenemos cosas que no queremos y que nos gustaría cambiar. Entonces valiéndonos de las redes sociales nos mostramos como quisiéramos ser y no como somos realmente. Vivimos en un mundo de embuste que nosotros creamos”, aseguró.

Detalló que el tercer desafío es el aislamiento familiar, “se vive bajo un mismo techo, pero no se habla. El hermano no sabe si el otro tiene algún problema. Cenan y no dialogan porque todos están conectados al teléfono o al iPad”.

El conferenciante rememoró que a raíz del huracán María todos tienen anécdotas con sus vecinos porque como no había luz salieron de sus casas para hablar. A pesar de que llevaban años viviendo uno al lado del otro y nunca habían conversado.

Afirmó que el último desafío a considerar, es el impacto en el presupuesto familiar que tiene la tecnología. Comentó que un 10 % del presupuesto familiar se utiliza para la compra de este tipo. Es decir teléfonos, televisores, computadoras, pagos por servicios de cable e Internet, consolas de juegos, etc.

Luego de desglozar los retos presentó las soluciones para lograr que las familias sean digitalmente saludables. Enfatizó que es esencial trabajar en el autocontrol, para reducir el tiempo que se dedica a la tecnología. Para esto propuso seguir las virtudes de la fortaleza, templanza y paciencia para conseguirlo. Definió la fortaleza como dejar de hacer lo que nos gusta por algo que tenemos que hacer. “Si tengo que estudiar para un examen no puedo seguir viendo Netflix”, subrayó. Sobre la paciencia admitió que “si está cenando con la familia y escucha la alerta que le llegó un mensaje, puede practicar esperando tres segundos para verlo. Si lo practica frecuentemente al cabo de un tiempo podrá terminar de cenar y luego ver los mensajes”.

Igualmente, sugirió que es vital conocerse a sí mismo, sobre todo cuáles son los miedos y debilidades. “No se debe usar la tecnología para escudarnos en lo que no somos. No usemos las redes sociales como un refugio”, urgió.

Del mismo modo, reiteró en la importancia de cultivar en el hogar un ambiente digitalmente saludable. Destacó que si lo único que le llama la atención en el fin de semana es ver sus series favoritas, eso le privará de tener la oportunidad de compartir con su familia. “Pueden ponerse de acuerdo para establecer que una vez al mes realizarán una excursión a algún pueblo que no hayan visitado y compartir tiempo en familia. Seleccionen una noche para compartir sin teléfonos ni equipo electrónico, los juegos de mesa son una excelente opción, no tiene que ser muchas horas con un par será suficiente y poco a poco necesitarán ese tiempo para estar juntos”, recomendó.

Relacionado con los gastos en equipo tecnológico, reconoció que antes de hacerlo evalúe qué es lo que realmente necesita y no se deje llevar por lo que está de moda o por el artículo que más promoción recibe.

Al final de la conferencia, Bethencourt entregó un papel con un resumen de los desafíos, cómo solucionarlos, un plan de acción y espacio adicional para que cada uno haga su propio plan personal y familiar. De esta forma mejorará la vida digital en familia.

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