“La única forma que puedo sentirme invadido por Jesús es a través de la Eucaristía. Pero por naturaleza, estamos inclinados hacia el egoísmo. Sin darnos cuenta tendemos más al mal que al bien. En cambio, Dios quiere una vida invadida por su amor y nos envió a su hijo para que nos comunicara que podíamos ser invadidos por el amor en vez de por el pecado”. Este fue uno de los planteamientos que hizo Padre José Antonio Goñi, presbítero de Pamplona, en la conferencia El Misterio salvífico y la Eucaristía que dictó el sábado, 3 de marzo en el Auditorio de la Academia San José de Guaynabo.
P. José Antonio, doctor en Sagradas Escrituras y con una maestría en Teología Moral de la Universidad Gregoriana en Roma, fue el recurso de la Jornada de Liturgia auspiciada por la Conferencia Episcopal Puertorriqueña que celebró por octava vez en Puerto Rico para ministros ordenados y consagrados.
Según explicó el secretario de la Comisión Nacional de Liturgia, Mons. Leonardo Rodríguez Jimenes, con motivo del Jubileo del beato Carlos Manuel Rodríguez, que vivió a plenitud la Liturgia, decidieron hacer una conferencia para el público general con el recurso de la Jornada.
Durante la conferencia que duró aproximadamente 2 horas y media, P. José Antonio aprovechó para hablar sobre la Eucaristía. Comenzó explicando el significado de la palabra, que es acción de gracias. “Un aspecto importante de la Eucaristía es dar gracias, aunque tendemos a pedir más que agradecer. Su finalidad principal es que nos transforme”, indicó.
A su vez, puntualizó que: “Cada vez que vamos a misa, vamos a recargar las pilas (baterías) de ese amor y al salir debemos demostrar que estamos invadidos de ese amor con nuestras acciones”. Advirtió que “la misa no termina una vez salimos de la iglesia. No es hacer un paréntesis y volver a vivir mi vida como si no hubiese hecho nada. Se nos tiene que notar que fuimos invadidos por el amor de Jesús”.
Del mismo modo, señaló que “en la Eucaristía nos reunimos en torno a Cristo que se hace presente para actualizar su Pascua salvadora”.
De otro lado, mencionó y describió cada una de las partes en las que se divide la misa: Liturgia de la Palabra y Liturgia de la Eucaristía. Detalló que cada una tiene su razón de ser e importancia. Precisó que el canto de entrada, el color de la vestimenta del sacerdote y la oración colecta, donde el sacerdote colecta las oraciones de los fieles para ofrecerlas al Señor, ayuda a identificar qué se celebra. “La oración colecta tiene textos específicos que marcan el sentido de la celebración”, aceptó.
Enseñó los colores que se utilizan en cada Celebración:
Blanco: en las fiestas de Pascua, Navidad y cuando se celebra la fiesta de algún santo.
Rojo: Pentecostés, cuando se celebra la fiesta de algún mártir, Domingo de Ramos y Viernes Santo.
Morado: Cuaresma y Adviento.
Negro/morado: Difuntos.
Azul: Fiesta de la Inmaculada Concepción.
Rosa: El tercer domingo de Adviento, llamado GAUDETE, denominado de la alegría y el Cuarto Domingo de Cuaresma, conocido como LAETARE, que significa “Alegraos”.
Verde: durante el tiempo ordinario.
De otro lado, enfatizó que cuando se habla de la doble mesa no es solo una teoría. La mesa de la palabra que es el ambón y la mesa de la Eucaristía que es el altar. Destacó que “existen varios paralelismos entre ellos: tanto el altar como el ambón se adornan con flores. Un mantel cubre el altar y un paño cubre el ambón. Se perfuma tanto el ambón, el altar y las especies”.
Sobre El Gloria dijo que comenzó a cantarse en la fiesta de Navidad. “Por eso los domingos de Cuaresma no se canta porque no se quiere distraer al pueblo con un canto festivo. Mientras, en Adviento tampoco se canta, porque se consideró que era mejor esperar que llegara la Navidad para cantarlo en la fiesta del nacimiento de Jesús”, expresó el también profesor.
Además, admitió que al igual que lo hizo Jesús en la Última Cena, aún hoy se mantiene la tradición de usar pan de trigo y vino de uva para convertirlos en el Cuerpo y Sangre de Cristo.
Relacionado con la Comunión, recalcó que hay dos gestos preparatorios para ella, “uno es mirar a Dios a través de la oración del Padre Nuestro y mirar a los demás con el saludo de la Paz. Confirmó que “para que haya vida tienen que estar unidos por eso se echa un pequeño trozo de pan en el vino”.
Aclaró que la celebración de la Eucaristía no es para adorar, “para eso está la Exposición del Santísimo. La Eucaristía es para participar por eso la importancia de estar preparados para comulgar”. Al final, hubo una sección de preguntas y respuestas donde los asistentes pudieron aclarar sus dudas en torno a este tema.