Hoy es un día muy bueno para todas y todos. No porque no hayan tenido clase por venir aquí, sino por lo que celebramos. Celebramos dos cosas bien importantes para sus vidas, para nuestra patria y nuestra fe.

Lo primero que celebramos es la clausura de la Semana de la tolerancia. Su superintendente me hizo llegar algunos videos y fotos de las actividades en sus escuelas. En la página de Facebook de la superintendencia hay videos y fotos de más de 25 escuelas. Es una iniciativa que este servidor se alegra haya tenido gran acogida. Les felicito.

Ya saben que la tolerancia no es aceptarlo todo ni permitirlo todo, sino que es un respeto, un aprecio al que no es igual que yo, ni piensa como yo o que actúa distinto a mí. El fruto de la tolerancia es la armonía, es la paz, es la sana convivencia. La tolerancia es una virtud que hace posible el entendimiento, la comunicación y la convivencia aún en quienes son distintos, sienten distinto y piensan distinto.

Cuando no hay tolerancia algo se rompe y el respeto está en peligro y la paz amenazada. La tolerancia es un valor cristiano; y es condición para una sociedad civilizada.
San Pablo nos habla de un Dios tolerante. (Rom, 2, 4). En este año electoral el mejor eslogan que pueden exhibir los políticos y sus seguidores es la tolerancia y el respeto mutuo. Esperamos que esta semilla de la tolerancia y el respeto haya caído en la parte más fértil de nuestros corazones.

Y, para nuestra mayor alegría y principal reto de importancia, hoy inauguramos el Año de la Misericordia en nuestras escuelas católicas. La misericordia es como el amor, viene de Dios, refleja el rostro de Dios, es algo que necesitamos recibir y necesitamos dar.

De la misericordia debemos saber varias cosas:

1.Dios es un Padre Misericordioso. Es rico en misericordia. Es misericordioso con nosotros.

2. La misericordia de Dios por nosotros y nosotras es tan grande que nunca se cansa de perdonarnos. Dios no nos abandona porque es misericordioso.

3. La misericordia de Dios será siempre una puerta abierta. Nunca tengamos miedo, por más que hemos fallado, de atravesar la puerta de la misericordia de Dios. Solo Dios nos pide conversión continua. Ante Dios, por su misericordia, nunca estamos descartados. Dios no excluye a nadie de su amor, de su misericordia y de su perdón.

4. Ahora, Dios no solo es misericordioso con nosotros, sino que nos pide a nosotros, a nosotras que seamos misericordiosos los unos con los otros. Misericordia que recibimos y misericordia que estamos llamados a practicar.

5. Jesús nos dice: “Sean misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso”, (Lc 6, 36).

6. Un día estaban cuestionando a Jesús el por qué, si era Dios, comía con los publicanos y pecadores. Jesús se enteró y les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Esto es bien importante: Jesús quiere que sus seguidoras y seguidores, antes que cualquier otro gesto, practiquen el gesto de la misericordia.

7. Miren el ejemplo de la misericordia del evangelio de hoy. Hay una persona a la que unos ladrones dieron una paliza y la dejaron medio muerta. Pasaron tres personas por su lado. Pasó el primero, un sacerdote, la vio y siguió de largo. No sintió nada. No hizo nada. Luego pasó un levita. La vio y siguió de largo. No sintió nada. No hizo nada. Por último pasó un samaritano. La vio, sintió compasión, la vendó, la cargó y procuró su atención. El sacerdote y el levita, por su cargo y por su origen, estaban llamados a socorrer. El samaritano, por el contrario, era de quien menos se esperaba compasión porque había enemistad entre los samaritanos y los israelitas. Lo que hace el gesto del samaritano más grande aún.

8. Luego de esto Jesús pregunta: “¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los ladrones?”. Él dijo: “El que practicó la Misericordia con él”. Le dijo Jesús: “Vete y haz tú lo mismo”.

9. Jesús nos pide a todos que practiquemos la misericordia aún con aquellos que se supone sean distintos a nosotros.
10. Nuestros estudiantes, maestros y maestras y todo el personal de nuestros colegios están llamados a ser escuelas de la misericordia; centros de la misericordia. La mejor campaña para combatir el bullying y el cyberbullying es siendo misericordiosos como Dios es misericordioso.

11. El que sufre bullying hoy día es esa persona que nos habla Jesús que padece golpeada y medio muerta. El bullying, la violencia, el chisme, el odio, la burla, el acoso sexual y la indiferencia son actos que carecen de misericordia porque hieren, porque destruyen, porque matan y humillan.

12. El uniforme que verdaderamente identifica a un estudiante o una estudiante de nuestras escuelas católicas es el vestido de la misericordia. Ese es el vestido adecuado que mejor les luce. El mejor perfil que pueden tener es el de la misericordia. La mejor foto que pueden tener en Instagram es la que les refleje el rostro de la misericordia. Tuiteen con palabras de misericordia. “Whatsapeen” esta palabra me la acabo de inventar, con misericordia. Den siempre un snapshot de misericordia. Que las redes sociales no sean redes de odios ni bochinche, ni discordia, o difamación sino redes donde se dé la pesca milagrosa de la misericordia de Dios entre todos.

13. Por último, recuerden que además de sus compañeros y compañeras de clase, hay mucha gente necesitada de sus gestos de misericordia. Tal vez sus abuelos, abuelas, padres, madres, su vecino anciano o enfermo. Si los vemos y pasamos de largo, no somos misericordiosos. Pero si nos acercamos a ellos y los socorremos en sus necesidades, estamos siendo fieles a Jesús que nos pide que practiquemos la misericordia.

Recordemos, hoy iniciamos en las escuelas el Año de la Misericordia. No lo concluimos. Así que me gustaría que, como muchos de ustedes lo han hecho con la tolerancia, involúcrense todos y todas en gestos de misericordia. Hay maestros y maestras, enfermos y retirados que les agradaría recibir gestos de misericordia; al igual que en hogares de ancianos y de niños y niñas abandonados. Y, si colocan estas actividades de la misericordia en videos y fotos, les aseguro que los veré con mucho gusto y oraré por todos ustedes. Y me alegraré porque sé que Puerto Rico se puede levantar con la misericordia de todos y todas. Que Dios les bendiga. Amén.

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