(Fragmento de la homilía por el inicio del año escolar 2022 del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe el 26 de octubre)
Deseo empezar esta reflexión con un cuento que nos lleva a reflexionar sobre el caminar de nuestras vidas. Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca, obstaculizando un camino. Se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda piedra. Algunos pasaron simplemente dando una vuelta. Muchos culparon al rey por no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo nada para sacar la piedra del camino.
Una mujer, una campesina, una muchacha que pasaba por allí con una carga de verduras, la vio. Al aproximarse a ella, puso su carga en el piso y trato de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, con gran esfuerzo, lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, vio una bolsa en el suelo, justo donde había estado la roca.
La bolsa contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey diciendo que el oro era la recompensa para la persona que removiera la piedra del camino. Dos personas que pasaban por el camino y vieron lo sucedido se sorprendieron.
Esta muchacha aprendió ese día que cada obstáculo puede estar disfrazando una oportunidad. Solo los valientes saben enfrentar los obstáculos más fuertes; que por mas tropiezos hay que levantarse y volverlo a intentar para ser los dueños de nuestro propio destino.
Queridos estudiantes; para eso mismo nuestra iglesia tiene escuelas católicas. Para educarlos en una fe. No una fe cualquiera. Sino en una fe bonita, fuerte, alegre y transformadora. Una fe en Jesús; que es siempre una fe que nos enseña, como la muchacha del cuento, a vencer obstáculos y a hacer de los obstáculos de la vida oportunidades para crecer, para mejorar y para lograr metas y sueños.
En su caminar por esta vida, por favor, recuerden lo que tantas veces se nos dice: que el que cree en Cristo, nunca camina solo; nunca se le abandona en su caminar. Nunca se le deja a su suerte.
En nuestro caminar, necesitamos esa valentía de esa muchacha del cuento. Esa valentía de aquellas mujeres que fueron a la tumba de Jesús, mientras otros se escondían por temor.
¿Quiénes de ustedes se sienten valientes? Saben, sus maestros, sus maestras quieren educarles para que ustedes sean valientes. Pero no se trata de una valentía de los súper héroes o súper heroínas, no con una valentía irresponsable. Sino con la valentía de Jesús y que es fruto de la presencia del Espíritu Santo en nuestras almas. Se necesita mucha valentía para ser buena persona; para no hacer bullying en una cultura donde esto parece ser algo divertido. Se necesita valentía para aprender ser respetuoso con todo el mundo, Para aprender ser honestos en nuestras vidas. Se necesita valentía para no bochinchear, para no sembrar odio entre las personas, para amar a nuestros enemigos, para compartir nuestras bendiciones con las personas atrapadas en la pobreza. […]
Mons. Roberto Octavio González Nieves, ofm
Arzobispo Metropolitano de San Juan