(Última de dos partes)
En la primera parte de este artículo, El Visitante conversó con el Dr.Edwin A. Hernández Delgado, catedrático auxiliar en el Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras (UPR-RP). Este hizo un llamado contundente a educarse y crear conciencia sobre cómo el desperdicio inadecuado de la basura afecta grandemente los cuerpos de agua y el ecosistema marino al igual que la salud en general.
En esta ocasión, el también experto presentó cuatro diferentes perspectivas sobre las consecuencias de la inacción con la limpieza y cuidado de los cuerpos de agua. Desde la ecológica, sostuvo que en un escenario de no hacer nada por tratar de reducir la generación de desperdicios continuará la generación del problema.
“Del desperdicio que va llegando a la costa, eso tiene consecuencias para los organismos que viven en la zona costera, entiéndase: corales, peces, tortugas que vienen a anidar a la costa. Lo mismo con el asunto de las ballenas, manatíes, delfines. En ese sentido seguimos perpetuando el problema. En el caso de los organismos que ingieran este tipo de desperdicios se seguirán afectando”, reiteró el también Investigador afiliado al Centro para la Ecología Tropical Aplicada y Conservación (CATEC por sus siglas en inglés) en la UPR-RP.
En el aspecto socioeconómico, comentó que hay que tener presente que las playas, sobre todo para las islas tropicales, son unos de los atractivos turísticos principales. “Aquí la gente no viene necesariamente a ver San Juan, Caguas, Humacao o a ver algún sitio en particular.
Vienen de afuera porque todavía tenemos unas playas que son atractivas”, expresó.
Subrayó que, aunque Puerto Rico cuenta con una serie de recursos, como El Yunque, Viejo San Juan y sus estructuras históricas, aún así una porción notable del turismo son sus playas.
Por lo que de no actuar para reducir la generación de ese tipo de desperdicios “estéticamente y socioeconómicamente tendremos un efecto adverso, porque nadie quiere venir a una playa llena de basura”.
Como tercer punto, nombró la seguridad alimentaria. Señaló que podría haber un efecto adverso particularmente en aquella fauna en la que hay una importancia socioeconómica alimentaria. Es decir, los moluscos como las ostras, ostiones y almejas son organismos que filtran el agua. Cuando un filtrador, como estos, ingiere microplásticos, no solamente consume algo que no puede digerir, sino que el material es un pedazo de un componente que soltará una serie de compuestos tóxicos.
Advirtió que: “Estos se fijan en el organismo y cuando nos alimentamos de eso, estamos consumiendo indirectamente contaminantes que están en los plásticos”.
Desde la perspectiva del cambio climático, Hernández indicó que se ha comprobado que la presencia de las islas gigantes de microplásticos en los océanos, son uno de los contribuyentes que no estaban en la fórmula de la producción de gases invernadero. Esto se debe a que la descomposición gradual del plástico, aunque sea lenta, es causada en el océano por la luz solar, el embate del agua, entre otros.
“Se ha comprobado que parte de los gases invernaderos que se producen vienen precisamente de los plásticos expuestos a ese tipo de condiciones ambientales en el mar. De pronto tienen un agravante adicional en cuanto a las consecuencias ambientales de la generación de plástico”, aseveró el experto.
A pesar de lo alarmante de la situación, no todo está perdido. Como parte de las aportaciones que cada individuo puede implementar, Hernández recalcó que se debe buscar un mecanismo para reducir la generación de desperdicios. Exhortó a tratar de consumir productos locales y adquirir productos sin empaques, disponibles en lugares como las plazas del mercado. Ya que “vamos a supermercados y cadenas de compras, muchas veces vienen frutas en empaques de foam (no reciclable) o plástico”. A su vez, animó a ser enfáticos en solicitar a estas empresas a disminuir el uso de empaques en sus productos.
Otras recomendaciones para ayudar a reducir la generación de basura es considerar consumir líquidos con sorbetos de stainless steel, sustituir el vaso plástico de un uso por vasos plásticos reutilizables, usar platos de cartón y cubiertos de bamboo biodegradables en vez de plásticos.
Por último, además de la reducción, apostó a la educación y al reciclaje. “Si le enseñamos a nuestros niños estos pasos estamos afinando una nueva alternativa”, dijo. Asimismo, reiteró la importancia de reducir la producción de plástico y que se implemente de manera más efectiva la Ley de reciclaje que existe desde el año 1991.Para de esta manera fortalecer la perspectiva del comercio o del mercado del reciclaje.
“Si fomentamos una industria de reciclaje mucho más eficiente, generamos más empleos, movemos la economía y reducimos de forma considerable esa generación de desperdicios”, precisó. ■
Nilmarie Goyco Suárez
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