Las obras de misericordia son las “buenas obras” (Mt 5,16) por excelencia, ya que están dirigidas hacia el prójimo y a manifestar la gloria de Dios en ellas. Si bien, consolar al triste es una obra a nivel corporal se complementa con la dimensión espiritual de enterrar a los muertos que implica el acto de rezar por los vivos y difuntos.
De acuerdo con el diácono Jorge L. Rivera Fuentes, delegado del Arzobispo para Asuntos Pastorales en Servicios Funerarios Católicos (SFC), la misión de la organización es poder ofrecer y rescatar las exequias católicas que se habían perdido, además de atender a la familia, antes, durante y después del evento (de la pérdida de un ser querido).
“Nosotros estamos rescatando las exequias católicas y desde que llega el difunto a la iglesia se le recibe en la puerta. Desde ese momento se comienza una experiencia de evangelización a través de las oraciones, reflexiones, momentos de oración que se tienen hasta que se celebra la misa exequial, se le acompaña al cementerio, tiene el responso, la bendición de la tumba y la despedida”, precisó.
Agregó que desde la experiencia espiritual se sienten motivados y llevados a cumplir esta labor “porque es un deber cristiano. Hay personas que a lo mejor no creen en Cristo y les da lo mismo una cosa que otra, pero para nosotros es un deber poder cumplir con estas obras de misericordia”.
El diácono Jorgie, como también se le conoce, explicó que de antemano procuran crear un lazo con las familias. Abundó que en la medida que les llega la información de que la persona está en el hospital, en intensivo o agonizando, convocan a varias de las personas que están como banco de talento y voluntarios y se hacen presentes en el hospital. “Acompañamos a la persona, a la familia, oramos por ellos, se le hace la oración de recomendación del alma” e incluso el Padre hace una visita.
Adelantó que a petición del Arzobispo se diseñó un novenario, que ya se encuentra a nivel de imprenta y “tan pronto esté listo se distribuirá para que la gente no pierda la tradición de rezarlo” y en la medida que necesiten el personal de SFC, este dirá presente para acompañar a quien lo necesite en ese momento.
De otro lado, el Diácono comunicó que precisamente por la necesidad que hay ante el dolor por la pérdida se ha creado un grupo de voluntariado llamado los Buenos Samaritanos. Estos van en la línea de cumplir con las obras de misericordia y de la pastoral -que actualmente está en desarrollo- conocida como Pastoral del Consuelo ante el dolor por la muerte.
“Justamente el primer envío (de los voluntarios) se hizo el 30 de enero habiendo comenzado el Año de la Misericordia. El adiestramiento que les estamos dando tanto a ellos como a los asesores y gerentes nuestros, es que cumplan con las obras de misericordia”, comentó el diácono.
Por último, el Delegado para Asuntos Pastorales en SFC exhortó a las personas a que hagan el esfuerzo para identificar cuáles son las distintas obras de misericordia y que sepan relacionarlas unas con otras. “Lo importante es que busquen información que hasta en la Internet se puede conseguir. Pero si las personas tuvieran la situación de que quisieran profundizar un poco más estamos en la mejor disposición de poderles acompañar. Lo importante es que como laico comprometido pueda salir de la ignorancia al conocimiento y después a la práctica”, indicó.