Más de 650 personas se reunieron el pasado domingo, 23 de octubre en el Santuario del Espíritu Santo en Dorado para celebrar los 85 años desde que la Congregación del Espíritu Santo bajo el Inmaculado Corazón de María se estableció en Puerto Rico.
Pasada la 1:00 de la tarde comenzaron a llegar feligreses de diferentes pueblos de la Isla donde los misioneros espiritanos (nombre corto con el que se le conoce a la congregación) estuvieron y en los que aún continúan trabajando. Entre ellos: Salinas, Jayuya, Toa Baja, Juncos, San Juan, Río Grande, Canóvanas, Caguas, Vieques, ente otros.
La cancha bajo techo donde se realizó la actividad tenía un mural que a la izquierda tenía la palabra DOMUND, en el centro una paloma que simbolizaba el Espíritu Santo y debajo de ella, un mapa de Puerto Rico donde estaban resaltados los pueblos que los misioneros espiritanos impactaron. Mientras, a la derecha el 85 que indica los años que llevan los misioneros en la Isla.
Padre José Orlando Camacho, superior mayor en Puerto Rico y República Dominicana de esta congregación, precisó que en la Isla actualmente hay diez sacerdotes de la orden religiosa y un hermano consagrado. El también director de Obras Misionales Pontificias en Puerto Rico, compartió que los primeros cuatro misioneros espiritanos que llegaron a Puerto Rico fueron asignados a la Diócesis de Arecibo y estuvieron 55 años en la hoy catedral San Felipe de ese municipio.
P. José Orlando explicó que el nombre de su congregación proviene de sus dos fundadores: “Lo del Espíritu Santo es de nuestro primer fundador, Claudio Poullart des Places, que venía de una familia francesa acomodada. En 1701 él se preocupó de que hubieran seminaristas pobres que no tenían los recursos para estudiar y utilizó el dinero de su familia para construir una comunidad. Inicialmente hubo 12 seminaristas que fueron enviados a África”.
Relacionado al Inmaculado Corazón de María, destacó que: “Surgió de un sacerdote judío convertido al catolicismo, Padre Francisco Libermann, que quería fundar una congregación misionera y cuando solicitó el permiso a Roma le dijeron que ya había una orden que necesitaba fortaleza en sus miembros y fusionaron las dos congregaciones. De ahí el nombre: Congregación del Espíritu Santo bajo el Inmaculado Corazón de María”.
De otro lado, la actividad tuvo dos partes; la primera consistió en los testimonios que ofrecieron dos laicos; Carmen J. Merced de la parroquia Nuestra Señora de la Monserrate de Salinas y Pablo Irene de la parroquia San Fernando de Toa Alta. Ambos resaltaron el trabajo arduo que ha realizado la orden desde sus inicios hasta el presente.
Luego hubo una estampa donde se recreó cómo los misioneros espiritanos catequizaron en los barrios de Puerto Rico. Un joven representó a un misionero que caminaba por los barrios. Los niños que encontraba a su paso se los llevaba hasta una casa donde se reunía para catequizarlos. El misionero les hablaba de Dios y les enseñaba la forma correcta de hacer la Señal de la Cruz, entre otras cosas. Al tiempo los instaba a rezar con sus familias y a portarse bien. Los pequeños lo esperaban semanalmente.
A eso de las 3:40 de la tarde inició la misa que fue presidida por Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo de la Diócesis de Fajardo-Humacao, donde hace casi 2 años los misioneros espiritanos tienen presencia en la parroquia La Resurrección del Barrio San Isidro de Canóvanas.
Como parte de las ofrendas además del pan y el vino se ofreció una Biblia, una vela que representa la luz, el Rosario, el escudo de los misioneros espiritanos y la foto de los cuatro fundadores de la congregación en Puerto Rico.
En un aparte con El Visitante, Mons. Eusebio expresó que: “Recoger los frutos de estos 85 años es un momento de mucha gracia, de mucha alegría para la Iglesia en Puerto Rico. La Conferencia Episcopal Puertorriqueña se une a este acontecimiento como signo de comunión y de apoyo con esta orden religiosa. Los exhorto a continuar con ese proyecto misionero que ellos han acogido con tanta pasión”.
Cabe mencionar que el ministerio de danza Yerah de la parroquia San Pedro Apóstol de Toa Baja danzó en varias ocasiones y el Ministerio de música de la parroquia La Resurrección de Canóvanas tuvo a su cargo todos los himnos de la misa. Al final y antes de la bendición se dieron los saludos acostumbrados y luego de la bendición final los presentes disfrutaron de un compartir.