9 de noviembre de 2016

A: Párrocos, Administradores Parroquiales, Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Comunidades Parroquiales, Superintendencia de Escuelas Católicas, Colegios Católicos, Movimientos, Pastorales y Pueblo de Dios en general.
De: S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo
Asunto: Adviento y el Proyecto Misionero de la Diócesis de Fajardo-Humacao

“Ved que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”, (Mt 1, 23).


 

1. ¡Les saludo con la alegría y esperanza en la paz de Cristo Jesús! Culminando el Jubileo de la Misericordia, hemos celebrado la Solemnidad de María, Madre de la Divina Providencia. Como Diócesis anfitriona para esta gran Fiesta Nacional, creamos un gran espacio eclesial de fe y misericordia, y logramos un encuentro privilegiado de comunión en el País, promoviendo los más nobles sentimientos de la devoción mariana que nos identifica como pueblo cristiano. También, durante esa Celebración, renovamos nuestro envío para la Misión Continental y acogimos la propuesta misionera representada en el Tríptico de Aparecida y en la Cruz Peregrina, entregada a cada Diócesis el pasado 19 de noviembre. Así, entramos al Adviento y nos preparamos para la Navidad 2016, en espíritu misionero y misericordioso.

2. Por tanto, el ambiente de misión debe colmar este Adviento, al que entramos, con alegría y esperanza, sin olvidar el espíritu de misericordia que acompañó a nuestros corazones durante el pasado Jubileo. De hecho, debemos comenzar, este Adviento, dando gracias a Dios por todos los frutos que la Providencia nos regaló durante el Jubileo de la Misericordia. El Papa Francisco, iluminado por el Espíritu Santo, nos regaló un tiempo de conversión y sensibilidad fraterna que nos acercó más unos a otros y nos hizo despertar, en nuestros corazones, la compasión y la ternura del amor que edifica y construye las relaciones humanas. Pero, este espíritu de misericordia debe continuar manifestándose en el acontecer de nuestra vida de fe y en toda la gestión misionera y pastoral que emprendamos como discípulos y testigos de Jesucristo, nuestro Señor. Esperamos que siga creciendo, en nosotros, la cercanía compasiva y misericordiosa, acompañada de un fuerte espíritu misionero, imitando siempre a la Virgen María, Madre de Misericordia, Misionera por excelencia y gran protagonista en la espera, del Adviento.

3. Para entrar en sintonía con la Misión Continental y llevarla a cabo en la realidad de nuestras comunidades parroquiales y estructuras eclesiales, asumimos como lema para el Año Litúrgico 2016-2017, el que ya fue acogido por nuestros Obispos para esta gran convocatoria misionera en Puerto Rico y que había arrancado desde Aparecida: “Con Cristo, misioneros a Puerto Rico entero”. Así, empezando este Adviento, retomamos y afirmamos la encomienda misionera que, por naturaleza bautismal, compete a cada cristiano, para poder vivir coherentemente nuestra fe. Esta encomienda misionera se convierte en mandato y envío a toda la Diócesis, a cada una de nuestras comunidades parroquiales. Es hora de la organización de los equipos misioneros en cada una de las parroquias, acompañada por la formación espiritual y misionera. Esta formación servirá de base para una verdadera promoción, organización y acción misionera y pastoral. Por lo tanto, para alimentar la espiritualidad y crecer en la formación, les remito a la Carta Pastoral “Discípulos misioneros para la Diócesis de El Yunque”. A todos nuestros párrocos, administradores parroquiales, sacerdotes, diáconos, religiosos, líderes y agentes evangelizadores, no hay tiempo que perder, pero sí mucho camino por recorrer. Nos tiene que apremiar el amor de Cristo y el dolor de nuestra gente que clama “misericordia”.

4. La preparación para este Adviento 2016 debe lanzarnos a dar alojamiento y hospitalidad en nuestros corazones al Niño Dios, a brindarle calor y cobijar a Jesús Misionero que inició su manifestación gloriosa y tierna de la Navidad, cuando se encarnó en la fragilidad e inocencia de un niño en el vientre de la Virgen María. Con su nacimiento providencial y divino, nos anuncia el proyecto de vida nueva, de fe y de esperanza, al cual somos llamados a acogerlo en forma personal, familiar y comunitaria. En medio de las incertidumbres, frustraciones y violencias que sufrimos y padecemos, el Emmanuel brilla como luz en la oscuridad de nuestras vidas y en las tinieblas de la sociedad. Se convierte en faro de luz que brilla en medio de la indiferencia y la marginación de tantas personas heridas, no amadas ni respetadas en su dignidad como hijos de Dios. Luego, hacen falta misioneros y testigos vivos, corazones apasionados por este proyecto de vida, caminantes firmes y valientes que “vayan por todas partes y prediquen el Evangelio”.

5. En medio de este ambiente de misericordia y de evangelización misionera, recordamos a nuestras parroquias pobres, que requieren de nuestra solidaridad y generosidad con urgencia. Cuando la crisis fiscal nos arropa y afecta a todos, colaborar con nuestras comunidades parroquiales pobres, se hace más urgente y necesario. Si no has enviado tu colaboración económica, aún estás a tiempo, antes de que finalice el año. También, agradecemos a todos aquellos que enviaron su colaboración para la construcción del Obispado. En este proyecto, actualmente, estamos en la etapa de empañetado de la segunda planta, para luego, continuar con las losetas de pisos, puertas y ventanas. Siguiendo el mandato del Papa Francisco, abrimos nuestro Tribunal Diocesano de Justicia, provisionalmente en Humacao. Esperamos que, a partir de febrero 2017, ya esté funcionando con normalidad para dar servicio a tantas parejas matrimoniales que están esperando para someter sus procesos matrimoniales.

6. Igualmente, recurrimos a esta convocatoria misionera para continuar trabajando y fortaleciendo nuestros propios proyectos de misión en la Diócesis de El Yunque. La Escuela de Formación La Barca es el lugar privilegiado para comenzar la formación misionera desde la perspectiva diocesana. En esta experiencia de formación diocesana deben participar todos los líderes y agentes de evangelización, incluyendo a los movimientos laicales. Por su parte, el Camino de Santiago de El Yunque, nos llama a peregrinar en actitud de conversión y sacrificio para crecer en la espiritualidad misionera. Ofrezcamos estas peregrinaciones por las vocaciones sacerdotales y religiosas que necesitamos en la Diócesis y en súplicas, para que nuestro País pueda levantarse fortalecido de esta crisis fiscal que nos ha revelado la cruda situación colonial que amenaza nuestra identidad y sentido de pertenencia como pueblo. Finalmente, llamamos a abrazar con espíritu misionero la Catequesis Familiar Integral (CAFI). La participación y colaboración de los padres, los niños, los jóvenes adultos y abuelos, en estos espacios de formación y comunión eclesial, es vital para fortalecer los vínculos afectivos y de pertenencia en nuestras relaciones humanas. La situación de la familia y del País hacen de la CAFI un gran proyecto de fe y de esperanza que debe ser acogido y apoyado por todos. Para seguir respondiendo a la urgencia pastoral de la familia, esperamos que muy pronto se haga oficial el proyecto que impulsa la Comisión Diocesana para la Pastoral Familiar: “Familia desde la Iglesia para la comunidad y desde la comunidad para la Iglesia”.

7. Por lo tanto, abrazamos el Año 2017 desde la perspectiva misionera que nos identifica y nos define a nivel diocesano, irradiando la Buena Nueva de Jesús en todas nuestras comunidades parroquiales y buscando llegar a las familias, junto a sus padres, niños, jóvenes, adultos y abuelos. Con la sensibilidad de compasión y misericordia que nos ha dejado el Jubileo, tenemos que aumentar los esfuerzos en la cercanía, la reconciliación y la comunión fraterna. Fortaleciendo los vínculos afectivos y comunitarios, generaremos mayor espíritu de solidaridad, de servicio y de compromiso cristiano para reconciliar, sanar y levantar a nuestro Pueblo Puertorriqueño que clama vida, justicia, paz y esperanza. ¡Mi abrazo pastoral, a todos, en Jesús, Misionero del Padre que, con su Espíritu, todo lo recrea y lo hace nuevo!

“Salgamos, salgamos a ofrecer, a todos, la vida de Jesucristo… Si algo debe inquietarnos santamente y procurar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida”, (EG 49).

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